A falta de diez minutos el Valencia encajó el golpe más duro de la velada. Era el definitivo. Después de perder por dos a cero contra la segunda unidad del Villarreal, un equipo que asume el guion por encima de los actores, al conjunto de Ayestaran solo le podía pasar una cosa para que el despropósito fuera redondo: que se lesionase Denis Cheryshev. Así fue. Con la acción transcurriendo en la otra banda, el ruso se echó al suelo, estiró las piernas y se llevó las manos a las botas. No podía seguir, acababa de sentir un pinchazo en el recto anterior de la pierna izquierda, la zona en la que se produjo su lesión contra el Atlético de Madrid hace casi dos meses. Con los tres cambios realizados, a Denis solo le quedó marcharse del césped y lo hizo totalmente roto, directo por la bocana del túnel de vestuarios. «Se encuentra frustrado, él ya había recaído de la lesión y ha vuelto a hacerlo de la misma lesión y en el mismo punto, Denis está hundido», explicaba después Pako Ayestaran en la rueda de prensaPako Ayestaran.

El futbolista se marchó de Mestalla moralmente tocado. Tenía sintomatología clara de rotura, algo que lo dejaría fuera de combate para lo que resta de temporada -solo podía jugar ante la Real, porque su cesión le impide hacerlo ante el Madrid- y pondría en riesgo parte de sus opciones de acudir a la próxima Eurocopa de Francia con la selección de Rusia, el objetivo por el que salió de Valdebebas rumbo a Mestalla el pasado mercado de invierno. Cheryshev, según confirmaba el parte médico que difundió el Valencia a través de sus conductos oficiales ayer al filo de la medianoche, será sometido este martes a pruebas médicas que determinarán el alcance de la lesión aunque lo más probable es que no vuelva a jugar como valencianista este curso.