Pedirle a Paco Alcácer que salga en público a desmentir lo que dicen los periódicos deportivos de Barcelona tal vez sea demasiado pedir, pero a medida que él calla se incrementa la sensación de los aficionados de que quiere jugar en el Barça. Y eso que no es él quien ha dado el primer paso para abandonar el Valencia. El posible traspaso de Alcácer al FC Barcelona tiene muchos frentes abiertos que pueden resumirse en estas situaciones: Peter Lim y Jorge Mendes, el propio futbolista y su voluntad, otra vez el Valencia CF de Valencia y el Valencia CF de Singapur, el posible recambio de Alcácer, y la afición.

Estos son los actores de una película que comienza cuando Vietto prefiere firmar por el Sevilla y no por el FC Barcelona porque quiere jugar. El argentino viene de no rascar bola en el Atlético de Madrid a las órdenes de Simeone y se ha cansado de chupar banquillo. El Barça intensifica entonces la búsqueda de un delantero que se acople a lo que necesita, un futbolista hecho pero con margen de mejora, que vaya al Camp Nou a crecer y que se adapte a su estilo de juego. En ese sentido, Alcácer reúne todas las condiciones. Elegido el perfil y el futbolista en cuestión, el presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu, toma el mandoJosep Maria Bartomeu,. Conoce ya a Peter Lim porque hace unas semanas cerró personalmente con él en la Ciudad Condal el traspaso de André Gomes, y se pone en contacto con el propietario del Valencia para hacerle una oferta.

La cita es en Barcelona en una cena el jueves once de agosto. Treinta millones más quince en variables ofrece el conjunto catalán por Alcácer. Él y Mendes dan el OK. Todo cuadra menos los tiempos porque la presencia del propietario del Valencia en la Ciudad Condal hace saltar las alarmas primero y la noticia después, al día siguiente viernes; el Barça ha hecho una propuesta por Alcácer a Peter Lim, que está acompañado de Jorge Mendes, y éste está dispuesto a vender al delantero de Torrent. Encaja todo menos los tiempos porque solo un día después, el sábado 13 de agosto, el Valencia CF se presenta oficialmente ante sus aficionados en Mestalla en un partido frente a la Fiorentina y antes, a medio día, la presidenta del club, Layhoon Chan, come con más de mil peñistas en Alzira, la clásica convención de peñas de cada verano que da el pistoletazo de salida a la temporada. Cunde el nerviosismo en el club porque en esos momentos la noticia de que Peter Lim ha vendido a Alcácer al Barcelona es insostenible desde el punto de vista social. En otras palabras, el marrón que tiene Layhoon es considerable y no puede presentarse ante los aficionados con la venta de Alcácer en la mochila.

Obligado por la situación, el Valencia reacciona ese mismo viernes y de forma oficiosa informa que no tiene intención de vender a Paco Alcácer al FC Barcelona, aunque sí reconoce la oferta. Y llega el sábado y Layhoon dice a los peñistas del Valencia que no quiere vender a Paco AlcácerLayhoonPaco Alcácer. Lo dice dos veces. El lenguaje está cuidado, es decir, ella no quiere pero puede verse obligada. O el Valencia no quiere pero puede verse obligado a venderlo.

En este sentido, hay un abismo entre la firmeza que mostró en público el club con el caso Parejo. El director deportivo dijo entonces, el dos de agosto, en la rueda de prensa de presentación de Montoya como nuevo jugador del Valencia, que el centrocampista de Coslada no iría al Sevilla, y hasta informó de que así se lo dijo él a su homónimo en el club andaluz, Monchi, y que incluso la presidenta Layhoon se lo comunicó a Pepe Castro, pesidente del Sevilla. Ahora, nadie del Valencia ha llamado al FC Barcelona para decirle que Alcácer no irá allí y que si lo quieren tendrán que pagar la cláusula. ¿Por qué? Pues porque fueron Peter Lim y Mendes los que negociaron y acordaron la venta de Paco. Todo recuerda demasiado al famoso caso de Rodrigo CaioRodrigo Caio, es decir, mientras el Valencia CF de Valencia trabaja para hacer un buen equipo de fútbol, Peter Lim y Jorge Mendes van a la suya. Ayer fue Caio y hoy Alcácer. Mañana quién sabe.

Salvo que Peter Lim diga lo contrario, la operación puede cerrarse en 30 millones de euros más quince en variables además de dos futbolistas del Barça que van al Valencia aunque está por ver si en calidad de cedidos o traspasados con opción de compra. Se trata del delantero Munir y el centrocampista Sergi Samper.

Y de por medio el jugador calla. Su silencio le delata. Cierto que él no ha dado el paso y que es Lim quien lo quiere vender, pero está loco por la música por más que su entorno deslice lo contrario. Ojo, tampoco es como el caso Parejo, Alcácer quiere marcharse al Barcelona a ser el cuarto en discordia pero nadie del club puede decir en público que se pasea en los entrenamientos o en los partidos amistosos para forzar su salida, como sí hizo el centrocampista de Coslada. Son matices sustanciales. En cualquier caso, ahora mismo, dos son los protagonistas que pueden terminar de darle el empujón definitivo al traspaso. Uno el propio Peter Lim haciendo caso omiso a los ejecutivos que tiene contratados para que dirijan el Valencia, y otro Paco Alcácer. Si el delantero da el paso y dice que quiere marcharse, Layhoon verá liberada su palabra ante la afición y hasta Peter Lim puede tener coartada para hacer caja por más que suyo fue el primer paso porque fue él quien negoció con el Barcelona. Eso sí, está por ver que Paco sea capaz de salir en público como hizo hace ya muchos años Mendieta: «me quiero ir».

La afición

Y mientras, la afición asiste estupefacta a un espectáculo de compra venta que pensó había tocado fondo con el caso Rodrigo Caio pero que amenaza con no tener fin salvo que se demuestre lo contrario. La venta de Alcácer no haría más que alimentar el debate en torno al proyecto de Peter Lim por más que los últimos años del club de Mestalla están marcados por las salidas de jugadores tan emblemáticos como Claudio López, Mendieta o David Villa, por no hablar de Farinós, Gerard, Albiol, Silva, Mata, Bernat, Jordi Alba, Soldado y Mathieu. El problema está en que con la llegada del nuevo propietario el aficionado esperaba que solo se vendería a futbolistas cuando ellos insisteran, como fue el caso de Nicolás Otamendi, que aunque siempre fue de cara y jamás mintió, puso toda la carne en el asador para marcharse. Nada comparable a la salida de André Gomes o a la de Paco Alcácer si termina por producirse. Nada comparable.