El Betis también ha experimentado su propia revolución este verano. En febrero, el control verdiblanco fue asumido por un nuevo presidente (Ángel Haro), en mayo se anunció la llegada de un director deportivo, Miguel Torrecilla, y la apuesta —fuerte— para el banquillo fue Gustavo Poyet. Haro rompió con el proyecto deportivo iniciado con Edu Macià y puso el Betis en manos de Torrecilla, arquitecto del Celta durante el último lustro, al que corrigió potenciando el salto de Segunda hasta Europa. Desde su llegada a Heliópolis, ha dado 21 bajas (muchos con la carta de libertad) y ha cerrado 10 fichajes. Una plantilla entera. Su conocimiento del mercado internacional ha quedado reflejado. El Betis ha fichado jugadores llegados desde Francia, Dinamarca, Serbia, Holanda, Ucrania, Turquía y también España. Las nacionalidades tocan van desde Albania hasta Paraguay… Españoles han llegado sólo dos: Manu Herrera y Nahuel Leiva, nacido en Argentina.

Torrecilla ha levantado una ‘Torre de Babel’ en versión bética. El encargado de coordinar el vestuario y construir un equipo es Gustavo Poyet, conocedor del fútbol español —fue líder en el Zaragoza de la Recopa— pero formado como entrenador en Inglaterra. Esta es su primera experiencia en LaLiga y el contexto no es sencillo. De hecho, ya ha tenido que escuchar pitos, tras debutar con derrota (6-2) ante el Barça y no pasar del empate sin goles ante el Depor. Las expectativas son altas, los jugadores muy nuevos y el reto —a todos los niveles— muy potente. El listón está alto porque la temporada pasada, pese al cambio de Pepe Mel por Juan Merino, y todo el movimiento institucional, el equipo fue décimo, aunque no tuvo clara la permanencia hasta el final.

Demasiadas dudas

Adán, Dani Giménez, Piccini, Pezzella, Bruno, Petros, Musonda, Ceballos, Álvaro Cejudo, Joaquín, Fabián y Rubén Castro; doce futbolistas, eso es lo que queda del Betis 2015/16. Poyet todavía está buscando la fórmula para hacer funcionar lo ‘viejo’ y lo nuevo. En pretemporada probó varios esquemas, ante el Barça jugó 3-5-2 y ante el Depor 4-3-3. En estas dos semanas ha buscado estabilidad, pero la ansiedad y las urgencias acumuladas durante los últimos cuatro o cinco años se sienten para mal. Cómo hacer funcionar a Sanabria, explotar a Musonda, el eje de la zaga, potenciar a Ceballos, recuperar a Joaquín…Rubén Castro es una de las pocas certezas. Ayestarán está armando al Valencia con Munir, Garay y Mangala recién llegados, pero si hay un equipo en LaLiga más verde y menos hecho, es el Betis. Nada que ver con Las Palmas o Eibar.

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