El Valencia no sólo ha fichado un defensa central de primer orden con Ezequiel Garay, con el argentino desembarca también una importante carga de ilusión. La familia, que le acompañó en una fría aventura por Rusia, ha vuelto a casa al mismo tiempo que el jugador regresa a la liga española con el reto de devolver al Valencia CF entre la élite nacional y europea. «Mi familia y yo hemos venido entregados. Mi prioridad hasta el último momento siempre ha sido el Valencia, pese a haber otros intereses de grandísimos clubes, Mi mujer y yo siempre hemos preferido este club, queríamos estar aquí, lo hemos conseguido gracias a Dios y somos muy felices», cuenta el hombre por el que más ha invertido el club de Peter Lim este verano.

El defensa argentino desprende «agradecimiento» hacia el valencianismo. «La gente me ha dado muchísimo cariño, y ya el año pasado cuando también hubo interés. Me lo ha dado sin saber si al final ficharía o no. Eso me parece algo a tener en cuenta y lo agradezco muchísimo. El día de la presentación fue muy bonito, toda la gente entregada», dice Ezequiel, casado en junio de 2012 con la televisiva Tamara Gorro. La segoviana de 29 años saltaba y aplaudía entusiasmada el viernes mientras su marido salía a Mestalla para presentarse en sociedad al valencianismo.

«Tamara está feliz de la vida, encantada de volver a su país, a casa. Para mí lo primero es que la familia esté bien», explica el jugador, que tendrá en Valencia la compañía de su esposa y de Shaila, la hija de la pareja, que pronto cumplirá un año. «Mi mujer es única, ella se caracteriza por vivir intensamente, día a día, momento a momento. Ella va a hacer lo que le salga de dentro y a mí es algo que me parece muy bonito… Después, de alguna manera, he venido para ayudar a los objetivos del club. Lo más importante es volver a ilusionar a la gente, conseguir que vuelva a creer en su equipo. Queremos poner de nuevo al Valencia donde merece», prosigue el futbolista de Rosario.

Los ojos y la sonrisa de Garay delatan que su alegría va más allá de las palabras. «El cambio de Rusia a España es muy grande, por ejemplo, de pasar de -22 grados a 30º… En lo personal estoy muy contento». Mejor imposible en su ánimo y, según cuenta, «perfecto» también en lo físico. «La gente puede creer que la liga rusa es fácil o de menos nivel, pero es todo lo contrario. Es difícil… primero por el clima, luego por el estado realmente complicado de los campos para jugar al fútbol. En Rusia no es fácil. Hace poco jugué y vengo muy bien. A nivel físico y competitivo vengo perfecto», argumenta el ya exjugador del Zenit de San Petersburgo, al que el Valencia CF pagó 20 millones para poder firmarle un contrato hasta el 30 de junio de 2020.