Minuto 88 de partido en Riazor. El Valencia de Prandelli va lanzado en busca del gol de la victoria ante el Deportivo de la Coruña en un último tramo de encuentro frenético. Jugada de peligro. Munir pone el balón en dirección al centro del área y balón, nada más salir de sus botas, impacta claramente en el brazo de Fernando Navarro. Es exactamente la misma jugada que el árbitro señaló como penalti en el partido de la segunda jornada de Liga contra el Eibar. González González, sin embargo, no señala absolutamente nada y el juego sigue transcurriendo como si nada hubiera pasado mientras los valencianistas reclaman al colegiado el penalti. La jugada es calcada a la de Ipurua.

Un penalti de manual que hace unas semanas fue señalado en contra del Valencia pero que ahora, cuando la jugada es a su favor de los valencianistas, pasa totalmente desapercibido. Las manos del futbolista del Deportivo son incontestables. No es que el balón impacte en las manos de Fernando Navarro sino que el zaguero blanquiazul, con su intervención, cambia por completo la trayectoria del balón y este queda muerto sobre el césped antes de que su equipo recupere la posesión y lance el contragolpe hacia la portería de Diego Alves. La postura de González González descubre una incoherencia que clama al cielo.