Cesare Prandelli alzó la voz en el vestuario por primera vez desde que aterrizó en el banquillo del Valencia. No fue en el descanso. Fue al final del partido contra el Deportivo de La Coruña. Cuando todos sus jugadores estaban dentro del vestuario de Riazor. Así lo confirmaban a SUPER miembros de la expedición que lo vivieron. El técnico tomó la palabra para decirle a la cara a los futbolistas todo aquello que no le había gustado del partido y que minutos después diría en rueda de prensa. El italiano empleó el mismo discurso dentro que fuera. En A Coruña demostró que va de cara y antes de reprobar públicamente el comportamiento de sus jugadores quiso hacerlo de puertas para dentro. Lo hizo con un carácter inédito hasta el momento para ganarse el respeto de todos y dejar claro desde el minuto uno lo hecho el pasado lunes contra el Deportivo no es el camino. El primer toque de atención de la temporada ha llegado. Por el bien del equipo, claro. Prandelli sabe lo que se hace.

El técnico ha demostrado desde el primer día que es un entrenador trabajador y con las ideas claras que ha sabido llegar al grupo. Los jugadores se sienten "más equipo" con él. Ellos mismos los reconocen. Sin embargo, el italiano hasta ahora no había tenido la necesidad de sacar su lado más crítico y exigente con la plantilla por las buenas sensaciones que había dejado el equipo en sus dos primeros partidos contra el Sporting de Gijón y el Barcelona. El pasado lunes lo hizo en A Coruña. Sacó la vara y su carácter. Ese con el que manejó vestuarios como el de la selección italiana o lidió en el pasado 'toros' como Mario Balotelli. Si tiene que sentar al capitán Enzo PérezEnzo Pérez porque lo ve especialmente "nervioso" y con riesgo de ser expulsado lo hace. Y si tiene que llamar la atención a sus jugadores por el bien del equipo también lo hace. En Riazor ha quedado claro.

Prandelli estaba molesto porque sentía que entre todos habían traicionado los conceptos técnicos trabajados durante sus tres primeras semanas de trabajo. Por eso no encontraba consuelo al empate. Muchas fueron las cosas que no le gustaron del equipo contra los de Garitano. Cesare echó en falta "agresividad" especialmente en la primera parte, pero su enfado iba más allá de la actitud. Fútbol. Falló la presión, la recuperación, la salida de balón, la definición de las ocasiones creadas y, sobre todo, el equilibrio del equipo. No hubo orden ni rastro de su equipo organizado. Eso por lo que Cesare ha trabajado y trabajará tanto en la ciudad deportiva de Paterna. Por no funcionar, no funcionó ni la forma estudiada de contrarrestar el poco fútbol del Deportivo de La Coruña. El toque de atención público y privado del técnico estaba justificado.

Serios de regreso a València

De todo eso se habló en la vuelta del equipo de A Coruña a València. Prandelli regresó al Aeropuerto de Manises con semblante serio, arropado en todo momento por su cuerpo técnico y en permanente contacto con el Director Deportivo Suso García Pitarch. Ambos no se separaron durante todo el trayecto de vuelta. Igual que Layhoon Chan y Anil Murthy. La presidenta y el Director General también quisieron estar cerca del cuerpo técnico en su primera noche crítica de la 'era Prandelli'. La conclusión de todos es una. Por supuesto optimista. Se hizo un mal partido, se admite que las cosas se pudieron hacer mucho mejor, pero solo es un "accidente". "Los errores sirven para aprender" y, sobre todo, para "evitar que se repitan" el próximo partido contra el Celta de Vigo. Ese es el objetivo. Si el encuentro contra el Deportivo empezaba a cobrar tintes de final, el resultado de A Coruña obliga a viajar a Balaídos con la obligación sí o sí de volver a ganar y recuperar la inercia ascendente del equipo.

'Tregua' en el día después

Prandelli va al grano. Siempre con un mensaje conciso. Dejó claro lo que pensaba en A Coruña en la noche del lunes y ayer prefirió no saturar a sus jugadores en la vuelta al trabajo en la ciudad deportiva. Allí no hizo ninguna mención al partido. Ni charla. Ni sesión de vídeo. Los titulares hicieron trabajo de recuperación. Los suplentes, por contra, potenciaron su estado físico. Hoy empieza la ´semana Celta´ y una cosa quedó clara. Riazor no es el camino.