Cesare Prandelli no quiso suavizar la escena en sala de prensa. El italiano esperaba otro Valencia -también otro resultado- en Riazor y por eso utilizó el término «paso atrás». La sensación fue de frenazo en la evolución. La realidad es una: el Valencia necesita mezclar orden, voluntad y físico para competir y sacar adelante sus partidos. Ante el Depor, durante muchos minutos, no se dieron dos de esas tres condiciones. El equipo jugó a ráfagas, no entró del todo hasta la segunda mitad y concedió ocasiones claras a un adversario que venía herido, con dudas en ataque y en defensa... que no parecieron tanto por demérito del Valencia. El bloque volvió a dibujarse largo, tuvo problemas para organizarse y por extensión, para atacar y para defender bien. La apuesta por el canal Abdennour-Nani en la banda izquierda convirtió esa zona en una autopista y el doble mediocentro Mario-Enzo evidenció los problemas de siempre para salir jugando. Tampoco Prandelli es infalible. En ese contexto, la buena noticia es que el Valencia volvió a terminar muy entero. Nunca llegó a descoserse y la mezcla de Medrán con Parejo en la sala de máquinas produjo más fluidez en la sala de máquinas.

El Valencia perdió orden y voluntad respecto a los dos primeros partidos de Prandelli. Mejor dicho, no avanzó. No hizo contacto la intensidad mental, la capacidad para mantener un nivel de concentración continuado. Si bien, en un partido «difícil, intenso y agresivo» -como dijo Prandelli- el equipo si mantuvo el tono físico general que mostró ante Sporting y Barça. En esos dos partidos dejó 113 kilómetros de distancia total recorrida. En Riazor marcó 111 kilómetros, superó en dos al Depor y siguió mejorando su media, instalada sobre los 106 kilómetros por partido. No todo fue negativo. Pese a que faltó ritmo con balón y agresividad en la presión, en la recuperación, el equipo demostró que tiene cuerpo y piernas.

Aunque sólo Parejo superó la barrera de los once kilómetros recorridos. Riazor era una prueba de intensidad a todos los niveles, que deja el juicio sobre el efecto de Prandelli y el margen de mejora de la plantilla para más adelante. El italiano necesita tiempo y los futbolistas también, todavía es pronto. Si los especialistas en Guardiola dicen que Pep necesitará hasta marzo de 2018 para hacer suyo el City... lo mismo podría aplicarse al proyecto valencianista.

Cesare Prandelli está probando. No quería romper la sociedad Cancelo-Montoya, que estabiliza el carril y descubre al mejor extremo de la plantilla (Cancelo), por eso apostó por Abdennour. Quiso ver a Fede Cartabia y lo lanzó en estadio que lo aprecia, aunque no tuvo el efecto esperado. La línea final fue suficiente para demostrar que con un poco más, el Valencia se hubiera llevado los tres puntos. Faltó la voluntad del Barça para sostener el orden que demanda Prandelli.

Sorprender y dejarse presionar

La exigencia es la gran noticia que deja el empate. Prandelli ha tirado alto el listón. Señaló errores en la salida de balón. Insistió en reconquistar la pelota, en el equilibrio perdido muchos minutos. Tampoco le gustó la manera en la que el equipo recuperó e hizo el pressing, la «agresividad». El Depor estaba estudiado y faltó ritmo con balón para evitar su presión. El salto pasa por mezclar orden, voluntad y físico 90 minutos.

Emre Çolak marca las carencias en defensa

Emre Çolak remató sólo, a quemarropa, ante Diego Alves para hacer el 1-0. Unos minutos antes, la acción ya se había producido, pero el turco cabeceó blando y centrado. El mediapunta del Depor tuvo momentos en los que pareció una réplica del mejor Arda Turan, generó superioridades por fuera y pico entre líneas, marcando las costuras a la pareja Enzo-Mario. El Valencia volvió a encajar un gol tras un centro lateral y un remate franco de un hombre de segunda línea, como sucedió ante Leganés, Las Palmas, Sporting... Es un punto débil evidente. Cuesta cerrar por fuera y controlar a los llegadores.

Piccini, Isma López, Michel Macedo y Juanfran. Los laterales del equipo rival hacen mucho daño y rompen como asistentes porque los extremos necesitan ajustar la marca. Nani, clave en ataque, permitió centrar a Juanfran en el 1-0. El equipo estaba basculando a la izquierda para ayudar a cerrar, pero no cortó la jugada tras la arrancada de Sidnei. Enzo y Mario se volcaron allí, Çolak quedó libre, Cancelo lo siguió con la mirada; Montoya le advirtió de la marca, pero el portugués no consideró al turco. El Valencia ha mejorado en el repliegue defensivo, está más equilibrado, pero todavía no es perfecto.