Prandelli y la plantilla revisaron el partido de Riazor durante una hora. Fue día de repaso en vídeo para corregir los errores y potenciar los aciertos. En el apartado de elementos positivos, la participación de Álvaro Medrán es imprescindible. El centrocampista cordobés dejó 25 minutos de buen fútbol y mejoró el tono creativo del equipo. Acertó mucho y falló poco; incluso firmó el pase del partido con una entrega que rompió a la retaguardia del Depor y puso a Montoya mano a mano con Tyton. Fue un lujazo al alcance de muy pocos futbolistas de la plantilla. Más importante todavía, Medrán frenó de golpe su tendecia a la baja y lanzó un aviso de seguridad a Prandelli. Enzo Pérez es baja por sanción -ciclo de amarillas- para Balaídos y el italiano tendrá que reformar la sala de máquinas. No hubo prueba sobre el césped de la ciudad deportiva, pero la opción rompe clara, por alternativas -limitadas- y por registro. Licencia para Medrán.

Medrán reapareció ofreciendo minutos de sustancia después de una serie de cuatro partidos -Leganés, Atlético, Sporting, Barça- en la que sólo rascó un par de minutos en El Molinón. Álvaro aprovechó la oportunidad para reivindicarse en competición. Prandelli le dio entrada, por un Enzo Pérez exaltado, en el minuto 68 y en una fase de dominio abierto que recicló para imponer la frecuencia más apropieada para el Valencia. Su entrada aportó una salida más fluida, reactivó el circuito de creación y simplificó problemas, como la presión del Deportivo. Hizo pleno de pases en el tercio superior de campo (seis de seis) y sólo una entrega pifiada en sus 15 pases restantes. No está mal. El equipo se sostuvo sin Enzo, su hombre más importante en la interceptación, algo que parecía imposible a razón de la estructura de seguridad empleada en los últimos partidos. No hubo drama. Mario Suárez actuó como único especialista defensivo en la medular. Álvaro Medrán, más capacitado para rendir como 10 que como ocho (por ahora), ocupó la zona de acción de Parejo, mientras el cosladeño dio un paso atrás camino del doble pivote. El modelo funcionó y puede tener continuidad ante el Celta. Tampoco hay una montaña de alternativas.

La exigencia de Berizzo

La baja puede convertirse en una ventaja para Balaídos. La ausencia de Enzo resta capacidad de intimidación y recuperación, pero puede añadir juego. Si Parejo y Medrán se empeñan con la intensidad y con el rigor adecuados, no tiene por qué haber drama. El Celta de Berizzo es exigente: realiza una presión con marca casi individual, juega a un ritmo alto y muerde en ataque, pero hoy tiene cita en Amsterdam ante el Ajax, por la Europa League; ese doble foco, unido a sancionados y lesionados, debe favorecer a un Valencia en plena consolidación física. Con todo, la prueba es exigente.

La aparición de Medrán en el centro del campo puede añadir llegada, último pase y gol. Esos 25 minutos de Riazor son una referencia esperanzadora de lo que pueden ofrecer juntos Mario Suárez, Álvaro Medrán y Parejo. El cosladeño, consolidado como eje creativo desde la mediapunta, tendrá que cambiar su registro. Su -posible- proyección cerca de la base tiene un doble registro: tendrá que mostrarse mucho más sólido y controlar los riesgos, pero mejorará la salida de balón. La sensación es una desde que Enzo y Mario Suárez se juntaron en el doble pivote: el equipo sufre para salir jugando y es muy sensible a la presión del adversario. El juego del Valencia ha demandado la presencia por duplicado de un ´Parejo´ en la zona de mediocentros y de otro en la mediapunta; la entrada de Álvaro Medrán, con sus características propias, compatible y complementario, puede abrir un nuevo marco de competencia en la medular y remover el estatus fijo que estaban adquiriendo Parejo, Mario y Enzo. La responsabilidad no debe ser un peso y sí una motivación extra para competir.