Jornada 22 del curso 2013/14, el Valencia pega el campanazo en el Camp Nou (2-3) y se lleva los tres puntos con goles de Parejo, Pablo Piatti y Paco Alcácer. El equipo (ya con Pizzi) ofrece señales de vida claras y la sala de máquinas formada por Fuego, Parejo y Oriol Romeu interpreta un papel esencial en la resistencia. Aquella tarde, en su regreso a casa, el mediocentro de Ulldecona cuajó sus mejores minutos como valencianista. La acción no tuvo continuidad. Romeu volvió a caer lesionado de inmediato: el menisco. En su mejor momento, otra vez, ruptura. En los tres meses posteriores sólo jugó 185 minutos más como valencianista. Romeu llegó cedido por el Chelsea, después de superar dos graves lesiones de rodilla. La apuesta terminó en junio. Sin espacio en la plantilla de Mourinho, Romeu volvió a ser cedido, esta vez al Stuttgart alemán, donde tuvo más continuidad. La rehabilitación empezó a tomar forma la temporada pasada. Koeman apostó por él y el Southampton invirtió siete millones para hacerse con su propiedad. Participó en 35 partidos y empezó a ganar posiciones. Su explosión está tomando forma ahora. Con Wanyama traspasado al Tottenham y bajo el mando del francés Claude Puel, Oriol se ha hecho con el mando de la sala de máquinas. El exvalencianista rompe como uno de los mejores pivotes de la Premier y su entrenador ha llamado la atención de Lopetegui pensando en un futuro de selección.

Siempre tuvo condiciones, pero las lesiones terminaron desdibujando su juego y sus cualidades. Arrollador en las categorías inferiores de la selección española, en la cantera del Barça su evolución le proyectaba como un buldócer para el centro del campo. Con ese cartel y sin espacio para crecer por la presencia de Busquets, apareció la llamada del Chelsea de Villas-Boas. Entró bien con Lampard, Terry o Drogba, pero una grave lesión de rodilla le cortó en pleno proceso de adaptación. Lo mismo le sucedió después con Rafa Benítez. En el Valencia no pudo reengancharse.

Momento de abundancia

Parece que ha pasado un siglo, pero Romeu todavía tiene 25 años. Está en un momento de plenitud total, corta y juega, compite y disfruta. Es feliz y está cómodo. En el Southampton ha encontrado el contexto ideal para estabilizarse y rehabilitarse por completo. Ha despejado las dudas sobre su umbral de rendimiento máximo. Oriol ha triplicado su valor de mercado y superado cualquier expectativa.

Hoy, el Valencia no tiene un centrocampista con sus condiciones, mezcla de solvencia en la distribución y fuerza en la recuperación. El tiempo, el momento, la oportunidad... fichar entonces a Romeu era un acto de fe. El Southampton lo vio claro. En estos primeros meses, Romeu ha consolidado su posición de titular con Puel y está lanzado. El catalán está entre los jugadores más precisos en el pase de la Premier (88,8%) y entre los veinte primeros en promedio de pases (56,6), lo mismo sucede en número de interceptaciones por partido (2,6) y en tackles (tres). Corte y confección. Está en su salsa. En la Premier valoran su passing game, pero todavía más su esfuerzo y agresividad; cuando recupera un balón, los aficionados lo celebran. Romeu es uno de los mejores pivotes defensivos de Inglaterra. Este domingo, el jugador ha superado otro examen ante el Liverpool de Klopp. [Resultados y clasificación de la Premier]