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Con el segundo gol del Sevilla, la grada del Sánchez Pizjuán inició el cántico de «a segunda, a segunda», un momento de mofa que se quedó clavado en la mente de los jugadores del Valencia CF apenas unos minutos después de haber empatado un partido que se había puesto cuesta arriba inicialmente con el desgraciado autogol de Ezequiel Garay. Escuchar eso en el feudo de uno de los grandes rivales no es algo que pasa desapercibido y tocó el orgullo de los jugadores. El equipo regresó a València de madrugada muy tocado, pero con ganas sobre todo de dar la vuelta a esta situación. Los propios aficionados del Sevilla les hicieron ver la realidad de dónde se ha metido el equipo en este primer tercio de La Liga -solo 11 puntos en 13 partidos con números efectívamente de segunda-, así como la necesidad de reaccionar antes de que sea demasiado tarde.

Los futbolistas creen que han mejorado al respecto de los partidos ante el Deportivo o el Celta de Vigo, por ejemplo, y compitieron bien ante el Sevilla, pero el resultado sigue siendo el mismo y eso provoca una sensación de querer y no poder que conviene desterrar cuanto antes. Habían trabajado el partido, se cerró Paterna a cal y canto para trabajar con tranquilidad, se buscaron soluciones durante la semana, se recurrió a los más veteranos buscando garantías y hubo incluso un cambio de sistema para proteger la portería, una disposición de emergencia. El Sevilla, de hecho, apenas puso en apuros a Diego Alves en los noventa minutos más que en esas dos acciones fatídicas que se convirtieron en los dos goles. El cuerpo técnico ni siquiera dedicó la sesión de este domingo a repasar lo ocurrido en el Sánchez Pizjuán, sino a recuperar a los futbolistas de cara a los dos próximos compromisos, primero la Copa y después el domingo en Mestalla, un compromiso con tintes dramáticos.

Dos factores clave

La Copa y Mestalla son precisamente dos factores clave que van a marcar si hay reacción o el sufrimiento va para largo. Este martes el equipo debuta en una competición nueva en la que parte de cero, sin el peso de llevar a cuestas un decimosexto puesto en la clasificación que no se corresponde con las expectativas ni con el coste de la plantilla. Así lo expresó publicamente la presidenta un día antes del partido, unas palabras de Layhoon Chan nada más regresar de Singapur que no han caído bien en el vestuario. No tanto por el mensaje en sí, porque los jugadores saben perfectamente que no han estado a la altura desde que comenzó la temporada y que son ellos los que han de sacar al equipo de abajo, sino porque hubieran preferido que lo hiciera en privado en lugar de señalarlos.

Jugar el martes la Copa después de esta dolorosa derrota quizá sea lo mejor que le puede pasar al equipo, que debuta en esta competición en terreno del Leganés, uno de los pocos equipos a los que han ganado en la Liga. En la mente, hacer un buen partido y lograr un resultado positivo que ayude a enfocar mejor el choque del domingo. En la mente, Mestalla y el Málaga, un partido en el que el equipo va a necesitar lo mejor de su afición para lograr la deseada victoria.