La sala de máquinas no arranca. Enzo Pérez, Mario Suárez, Parejo y Medrán tienen el respaldo (público) de los responsables deportivos, pero la realidad está agotando los argumentos de la defensa. El rendimiento y la confianza están cada vez más distanciados por los resultados. No sólo es un defecto de estructura o número, la mezcla de perfiles no cuaja y así se sintió ante el GranadaGranada, una vez más.

El centro del campo tiene problemas graves en la construcción y defectos congenitos para la contención. Faltan especialistas dentro de una plantilla marcada por la naturaleza indefinida de muchos integrantes. No hay un organizador puro, tampoco un mediocentro defensivo nato. Lo mismo puede aplicarse a otras posiciones. La disposición (artificial) termina castigando al futbolista y al funcionamiento colectivo. El Valencia nunca conquista el mando de los partidos y no es cuestión de posesión o número de pases, se trata de autoridad y personalidad para controlar la situación. El equipo tiene dificultades para interpretar momentos del juego esenciales: la salida de balón, la recuperación, la presión inmediata tras pérdida, las transiciones. Prandelli ha pedido margen, pero las pruebas de nivel se suceden en el calendario. Después del atasco ante el Granada de Lucas Alcaraz, el equipo de Sampaoli planteará dificultades distintas. La acción de sus centrocampistas es tremenda, a todos los niveles. El Sevilla tiene un capital táctico, físico, técnico y caracterial mucho más potente y sofisticado, sin balón y con balón. El sufrimiento ante el ‘repliegue y contragolpe’ de Alcaraz no es una referencia positiva.

El Valencia es un equipo muy sensible a la presión del adversario. Con Mario Suárez y Enzo Pérez tiene problemas para ofrecer un primer pase limpio y la jugada nace trompicada desde la base. Parejo, la pieza que mejor solución ofrece para el problemaParejo, está demasiado alejado de la zona clave y cuando aparece lo hace con la posición equivocada (como sucedió ante el Granada, que recogió el balón de Mangala de espaldas ante la presencia de Kravets). Por influencia en la construcción, el equipo tiene al organizador actuando de centrocampista de ataque y cuenta con dos mediocentros (distintos) pero con defectos claros a la hora de generar juego. Enzo y Mario reclaman un tipo de compañero más complementario al lado. La solución pasa por sacrificar a uno o cambiar su papel, pero Prandelli los considera fundamentales para mantener la sensación de equilibrio.

Los números tampoco son dramáticos, pero señalan tendencias. Parejo es fundamental por pase y tipo de pases (asistencias y asistencias de remate). Mario aparece destacado en duelos aéreos y despejes, mientras Enzo es el jugador de los tackles cortando el césped. Los tres ocupan plaza de privilegio entre los centrocampistas de LaLiga en esos apartados concretos, pero también se sienten las carencias. El volumen de juego objetivo es insuficiente. Sólo Parejo aparece entre los diez mejores del campeonato en remate (dos goles) y asistencias (cuatro). En valores que dependen de la defensa, el físico o la construcción, los puntos estadísticos (oficiales) de LaLiga no registran valencianistas entre los diez mejores. No es una cuestión sin importancia. El Valencia no tiene un Camacho, un Roque Mesa, un Illarramendi, un Sergio Álvarez, un Bruno, un N'Zonzi, un Marcos Llorente, un Beñat...

Forma y número

La plantilla necesita fantasía, despliegue físico, personalidad en la creación y presencia defensiva. No es un problema de Mario o Enzo; la cuestión es complementar (potenciar) sus virtudes para diluir sus defectos y hacer un equipo mejor. Prandelli tiene los recursos justos. Es cuestión de número: tres puestos y cuatro futbolistas (Medrán, otro jugador con condiciones por madurar) y Carlos Soler, que todavía no ha debutado.

Sevilla FC - Valencia CF, en directo