Pegada, recorrido de área a área, capacidad de adaptación, margen de mejora, juventud, personalidad y una situación contractual realmente apeticible. Nemanja Maksimovic es una oportunidad de mercado para atender y no dejar pasar. Libre para negociar con cualquier club a partir del próximo 1 de enero y con contrato hasta el próximo 30 de junio, el serbio es un centrocampista interesante y la opción de contratarlo a 'coste cero' minimiza los riegos de la operación. Sólo por una cuestión de número, la maniobra ya merece la pena. Otra cuestión es el perfil. Maksimovic no puede contemplarse como el gran refuerzo que reclama la sala de máquinas. Hoy, es difícil que por sí sólo genere un salto radical en el rendimiento del centro del campo. Sin embargo, sí es un futbolista interesante como complemento: acompaña bien la acción, entiende el juego (con y sin balón), se aplica en la recuperación, se asocia fácil y se incorpora al ataque con peligro. El discurso (exigente y cortoplacista) de Cesare Prandelli es comprensinble.

La situación exige un Seydou Keita -un mediocentro bien hecho- y no un futbolista de rendimiento experimental, sobre todo, porque el Valencia se ha especializado en merendarse jovencitos de toda condición durante los últimos dos años. La temporada pasada fue Danilo, por ejemplo. El brasileño fue Balón de Plata en el Mundial Sub20 de Nueva Zelanda, en el que Maksimovic fue héroe y campeón. El contexto es capital. Volante mixto, interior de ataque, mediocentro capaz de hacer un poco todo, el balcánico sería una pieza con un sensible valor multifuncional para una plantilla como esta, corta de centrocampistas. La duda es comprensible, pero no tanto la opción.

El internacional serbio ha dirigido su carrera de forma poco convencional. Después de conquistar el Europeo Sub19 de 2013 y ganar el Mundial Sub20 de hace dos veranos, Nemanja parecía destinado a hacer carrera más cerca de las grandes ligas... pero no. Estrella Roja (Serbia), Hellas Verona (Italia), Domzale de Eslovenia y Astana de Kazajistán.

En 2015 firmó un contrato por dos años y pico pensando en lo que está a punto de suceder, abrirse camino hacia un campeonato superior -con facilidades- tras haber aparecido en Champions y en Europa League. Esa experiencia es su avál... En la estadística, ha sido el jugador mejor valorado de Astana, aunque el salto del campeonato kazako a LaLiga es como pasar de la Tierra a la Luna. La temporada pasada estuvo en el grupo de Atlético y Benfica, hace unas semanas cerró su concurso en un grupo de UEFA con Olympiacos, Young Boys y APOEL como rivales. Ahí estuvieron siguiéndole los ´caza talentos´ del Valencia. Tras caducar su contrato, dejará Kazajistán con dos ligas en la maleta.

Así juega Nemanja Maksimovic

Así juega Nemanja Maksimovic

En Astana, un equipo de repliegue intensivo y contragolpe, directo y poco sofisticado, Maksimovic ha mostrado dos versiones. En ocasiones aparece -demasiado- sujeto a la base. Ahí se le ha visto en varios partidos de Europa League. Empleado en la contención, dentro de un doble pivote en el que alterna funciones; trabajando sin balón, cerrando espacios o atacando al rival en la presión, buscando recuperar y armar la contra, aunque con esa tendencia a soltarse para llegar. Para eso es muy útil. Cuando coincide con Roger Cañas -el mediocentro titular- emerge su mejor versión.

El despliegue del colombiano (eje en la salida y en el sistema defensivo) permite activar al mejor Maksimovic, que necesita ´libertad´ para romper en el área rival. Como sucede en su selección, donde cuenta con Zdjelar o Grujic por detrás. Las ataduras merman sus virtudes principales: apoyo en la construcción, vértigo en el ataque y llegada. Nemanja no es un pivote que aparezca entre centrales, tampoco un jugador posicional. No es un especialista defensivo, no es un recuperador ni un centrocampista que muerda a todo campo. Su mejor versión aparece en ataque, cuando se implica en el acoso al adversario y en las arrancadas con espacios.

Busca los espacios y llega

Maksimovic es un melón por abrir en la elite, pero si encaja en la idea que Prandelli busca: seguridad con balón, profundidad, actividad en el pressing, ataque rápido, ida y vuelta. Necesita acción constante, porque cuando baja de revoluciones desaparece. Hay que obligarle a participar e implicarse en las transiciones, donde sí tiene valor específico. No es un jugador potente o que destaque por los duelos -aéreos- ganados y tampoco es especialmente rápido, pero sí que tiene cambio de ritmo y ataca de maravilla los espacios. Esa es su mejor versión. Lanza a los atacantes y se incorpora arriba buscando finalizar la jugada. En los partidos importantes está, como en la final del Mundial Sub20, ante la Brasil de Gabriel Jesus, Boschilia, Marlon o el ya citado Danilo, donde dejó una asistencia y el gol del triunfo (1-2) en la prórroga.

Maksimovic no es un organizador

No es un futbolista que canalice el juego, no monopoliza la construcción, pero sí es un fenomenal apoyo. Su posición ideal es la de interior de ataque, por eso ha llegado a aparecer como mediapunta, aunque necesita espacio para arrancar y golpear. Tiene buen disparo, sangre fría en la definición y buen juego aéreo, también último pase, pero no es un jugador de fantasía y regate fácil, sí rompe líneas con ese cambio de velocidad en conducción. Maksimovic puede hacer de todo, pero no tiene el carácter claro que reclama el centro del campo.