El ídolo de Amaro, como el de todos los brasileños de su época, no era Pelé. Tampoco Zico. Ni Sócrates. A él le gustaba un argentino: Mario Alberto Kempes. Por eso le puso a sus tres hijos el apellido del mítico Matador: Éric Kempes, Cléber Kempes y, el único que llegó a ser futbolista profesional, Everton Kempes, fallecido en la tragedia aérea del Chapecoense. La ESPN, el canal para el que trabaja el exembajador del Valencia CF, los juntó a los dos.

Mario y Amaro, bajo la etiqueta de Força Chapecoense, recuerdan a Everton cuatro meses después de una tragedia que conmocionó al mundo. "Su frase era que no dejes que el sueño muera", rememora Amaro, que explica porqué decidió llamarlo así: "El jugador argentino tiene mucha garra, y mi primer hijo nació el 22 de junio del 78, el día del partido con Perú, que tenían que ganar 5 a 0. Yo me dije a mí mismo que le colocaría al menos el apellido de quien sea el goleador de la Copa del Mundo".

Aquella noche, el Matador marcó dos. Y un par más en la final. Everton nació cuatro años después. Su camiseta fue la única que se rescató tras el siniestro. El Matador le regaló la suya. Cómo no, la que usó en el Mundial 78.