En apenas 15 partidos Simone Zaza se ha convertido en el futbolista más castigado de la Liga. El aguerrido delantero italiano está comprobando en sus propias carnes las palabras pronunciadas en su día por Martín Montoya después de que el Valencia CF saliera seriamente perjudicado del Benito Villamarín. "En contra nos las pitan todas, a favor no". Una realidad que en el caso particular de Zaza se multiplica. El Valencia-Sevilla sirve como muestra. El ex de la Juventus acabó el partido con seis faltas en su contra, sólo una recibida y sin que el árbitro José Luis González González señalara el penalti que sobre él cometió Clément Lenglet, defensa central de los sevillistas.

El internacional azzurro acumula ya casi medio centenar de faltas (43) -tres por partido- en menos de media temporada en España. No hay ni un sólo jugador de la Liga que haya jugado más de diez partidos con una media de faltas cada 90 minutos superior a la del ‘12’ del Valencia. En la otra balanza, en cambio, aparecen hasta 224 jugadores con un promedio de faltas recibidas más elevado que el del delantero blanquinegro, al que los colegiados no le han pitado a su favor ni siquiera una falta por encuentro (0,73).

Evidentemente, esta es una circunstancia difícil de entender con un fajador incansable con los defensas rivales, un ‘tanque’ que convive sin problemas en la batalla. Zaza hace faltas, pero también las provoca: codos en los saltos, agarrones, zancadillas... Por ello, la amplia distancia entre uno y otro dato llama poderosamente la atención y habla a las claras de la falta de respeto que por el momento están teniendo los árbitros españoles con el juego del ariete del Valencia.

Rigurosidad en un solo sentido

La intensidad al límite es una cualidad intrínseca en la naturaleza de Simone Zaza. "No soy un fenómeno, ni el mejor del mundo. Lo que más me importa es que la gente sepa que voy a poner todo lo que tengo", dijo el futbolista de 25 años hace sólo unos días. En la Eurocopa de 2016 sumó 120 minutos y ocho faltas en dos partidos a mil revoluciones en defensa de la maglia de Italia. Cuando mejor es la versión que ofrece, el carácter combativo de Zaza también se acrecienta. Eso sí, hasta ahora no había experimentado tanta rigurosidad arbitral como la que con él están teniendo los árbitros españoles. Ni siquiera con un modesto de Italia como es el Sassuolo entre 2013 y 2015.

Por entonces, el joven de Policoro rompía en el Calcio con una media de faltas cometidas de 2.8 por partido y provocando en favor de los suyos cerca de dos infracciones por duelo. El paso a la Juventus le restó minutos e incidencia en el juego, aunque con la camiseta de la Vecchia Signora disminuyó el número de faltas en su contra. Por último, en los ocho partidos que este curso disputó en la Premier League los árbitros no fueron el problema de un jugador que por personalidad y características físicas era ideal para el fútbol inglés, sino más bien una adaptación negativa al país y al frío de un vestuario, el del West Ham, que parece más una torre de Babel.

Esta misma temporada su compatriota en el Villarreal, Roberto Soriano, se quejó de que los árbitros en España pitan demasiado. A Zaza le han cogido la matrícula. En los duelos con los defensas los colegiados casi siempre paran el combate en su contra. Ni siquiera lo hicieron en beneficio suyo y del Valencia en los dos penaltis claros que ha sufrido. Uno de Carvajal en la visita del Real Madrid y el de Lenglet el pasado domingo. Esta situación no es una novedad para el aficionado valencianista, que aún recuerda como hombres como John Carew y Nikola Zigic, dos delanteros poderosos en lo físico, vivieron años atrás calvarios similares. En la duda arbitral siempre acababan siendo los damnificados. Curiosamente, por la Liga han pasado otros artilleros con ese mismo perfil combativo a los que, como demuestran los números, el estamento arbitral ha tratado con permisividad. Por ejemplo, Luis Suárez, Aduriz o el llamativo caso de Diego Costa. El hispano-brasileño gozó de una licencia especial en el Atlético que conquistó la Liga en 2014 o que un año antes luchó por ella. Lo del Valencia y los árbitros es un capítulo aparte.