Nani tiene ganas de más. Aunque todavía no ha finalizado, su primera temporada en el Valencia CF le ha sabido a poco. Al portugués no le han salido las cosas como imaginaba en el momento en el que decidió poner rumbo a Mestalla el pasado verano pero por su cabeza, lejos de bajar los brazos, solo pasa reivindicarse. No tiene prisa. Su determinación, en este sentido, se mantiene intacta. "Quiero quedarme. Espero que sea así, tengo contrato, me gusta València y quiero hacer cosas en este equipo", defendía convencido a su salida de La Rosaleda de Málaga. Su contribución a lo largo de los últimos meses ha sido postiva, probablemente el ‘17’ sea el futbolista de la plantilla que tiene mayor facilidad para generar peligro, pero no ha sido determinante. O al menos no tanto como se pretendía con su fichaje. El Valencia realizó un esfuerzo económico importante para reclutarlo el pasado verano en previsión de que fichaba al futbolista que necesitaba para elevar el nivel competitivo de la plantilla, el hombre que debía marcar diferencias y recalibrar las expectativas de una plantilla confeccionada en un contexto de claro ajuste presupuestario. El fichaje de Nani amortiguaba las salidas de los mejores futbolistas del Valencia CF.

Sin embargo, su impacto no ha sido tan grande como se esperaba y eso, básicamente, ha sido por su falta de continuidad. Si uno analiza sus estadísticas pronto se da cuenta de que esta temporada no ha sido fácil para el futbolista. Algo no encaja. El año pasado Nani disputó la friolera cifra de 64 partidos entre el Fenerbahce y la selección de Portugal. Comenzó a trabajar en pretemporada a mediados de verano y acabó el día 10 de julio, conquistando la corona en el Estadio de Francia ante la selección anfitriona y exhibiendo su versión más determinante. El propio Nani se sabía en un punto de madurez que le hacía marcar diferencias y su estado físico, incluso, contrastaba con el de otros años: era inmejorable. Si bien estar un año entero sin parar de competir le ha acabado pasando factura. Lo mejor hubiese sido que descansara pero para él la vida es competir. Hasta la fecha el luso lleva jugados 21 partidos y se ha perdido dieciséis, prácticamente la mitad.

Siete asistencias de gol

Nani exprimió al máximo sus capacidades la temporada pasada y este año, en consecuencia, ha sufrido hasta cuatro lesiones que han contenido su potencial. Una en agosto, otra en octubre, otra en diciembre y la más reciente en febrero. Un serial de contratiempos que hace imposible que acabe de asentarse y coger la línea. La primera fue en pretemporada, se incorporó al equipo más tarde que los demás y apareció en la segunda jornada. La segunda le dejó sin participar un partido nada más gracias a que cayó entre parones de selección. La tercera lo apartó de los terrenos de juego 42 días y la última supuso otros 52 días en el dique seco. Esta última, una doble lesión muscular, le llevó a visitar a un doctor de confianza en Italia en una realidad totalmente paralela al día a día de Paterna. Volvió ante el Sevilla y contra el Málaga, en poco más de diez minutos dio un pase que abrió la defensa rival y permitió a Lato ceder a Mangala, que se encontró con el poste.

Su rol en el equipo está claro, todos los técnicos han apostado por él como un actor principal mientras su estado físico lo ha permitido. Cuando coge el balón en la zona de peligro pasan cosas y las siete asistencias que ha firmado así lo constatan. Ha sido titular en todos los partidos en los que ha estado a la disposición del técnico, a excepción del que jugó el Valencia contra el Osasuna y ante el Sevilla -volvía de lesión en ambas ocasiones- y en este último en La Rosaleda. Tiene propuestas exóticas pero el futbolista siente que, con 30 años, todavía le queda fútbol por ofrecer en la primera línea. Es pronto para poner el intermitente a la derecha. Nani se moja por un futuro en el Valencia.