Enrique Setién (Santander, 27 de septiembre de 1958) vive el final de temporada rodeado por el ruido que genera un final de curso que la afición de UD Las Palmas percibe como decepcionante y las noticias en torno a un futuro asociado al Valencia CF. Pero, sobre todo, no renuncia a su idea del fútbol, al mismo gusto por el balón que mostraba como jugador y que llevará allá donde vaya.

Así es el técnico por el que apuesta Alexanko según sus propias reflexiones en un desayuno con la agencia EFE que ha tenido lugar este jueves en Madrid:

"Supongo que sabéis cómo es mi trabajo. Si no estáis de acuerdo con esto es mejor que contratéis a otro, porque yo no voy a cambiar. No voy a modificar lo que siento para hacer algo que no me gusta". Setién explica de esta forma cómo afronta una negociación. Allá donde va, transporta una idea de fútbol irrenunciable, que pasa por jugar bien al fútbol.

"No he visto a ningún niño en el patio del colegio que juegue al fútbol y no quiera el balón. Al 95 por ciento de los futbolistas les encanta el fútbol y, sin embargo, hay equipos que se pasan el tiempo corriendo detrás del rival. ¿Por qué no puedes tener tú el balón desde el principio?".

Y ese pensamiento le lleva, de forma natural, a Johan Cruyff como referente. "Todo lo que hago lo he copiado y la mayor referencia ha sido Cruyff, porque yo jugaba contra el Barcelona y no paraba de correr detrás del balón y no llegabas nunca a cogerlo. Empiezas a estudiarlo y ves que eso es lo que te gusta".

"Lo que me gusta es estar en el campo, relacionarme con los futbolistas, el contacto con el balón, el olor del césped. Eso es la realidad para mí del fútbol. El resto (ruido mediático) sé que es necesario, pero no me gusta".

"Hay un déficit que sé que tengo que mejorar. Siento que necesito que me inyecten algo de sangre, porque el fútbol hoy en día no es sólo jugar bien. Hay que competir y ganar. Pero también es más fácil cambiar el curso de un río que el carácter de una persona. Y en Las Palmas tengo jugadores de un perfil parecido al que tenía yo. Somos el que menos entradas hace y que menos disputas ganamos. Eso es un déficit a la hora de competir y eso es lo que trato de mejorar. Me cuesta dar un grito. Me acabo cabreando tres veces al año y al final eso no es suficiente".

"No aspiro a tener un coche más grande, ni una casa más grande sino a ser feliz. Ni siquiera entrenar a un equipo mejor, sino a un equipo que de verdad sienta lo que yo, que me entienda".