La sucesión de errores es tan grave y la desilusión tan fuerte que una victoria no puede cambiar nada a estas alturas de la temporada. El juicio está hecho. Competir, puntuar o ganar en el Bernabéu no va a salvar nada. Pero hay escenarios, momentos y adversarios que pueden brindar un jornada de alegría. Forma parte del fútbol y de la emoción que produce en los aficionados. No es cuestión de sentirse grande o pequeño. Por pura rivalidad, reventarle la Liga al Madrid es una de esas cuestiones que no tienen precio. El grupo que dirige Voro ya demostró hace dos meses en Mestalla que puede complicarle la vida a Zidane. Aquel triunfo es una buena referencia. Junto con Sevilla y Barça, el Valencia es el único equipo de LaLiga que está temporada ha conseguido derrotar a los blancos. Los jugadores no pueden dejarse llevar como ha sucedido ante Málaga y Real.

No estará Zaza, también se lo pierde Cancelo y Gayà llega muy justoGayà, pero Voro cuenta con ingredientes para sorprender. El golpe a Zizou en su primera visita a Mestalla como entrenador no es irrepetible. Hay precedentes activos. En las últimas tres temporadas, el Valencia se ha especializado en amargar al madridismo. Dos goles marcados como mínimo, que obligan al Madrid a llegar a los tres para ganar. Eso dicen los números. En la temporada 2014/15, Barragán y Otamendi liquidaron el récord del Madrid de Ancelotti, que venía de ser campeón del Mundialito con una racha de 22 victorias consecutivas. Los blancos ya no se recuperaron. Después, el grupo de Nuno consiguió sumar en el Bernabéu con goles de Alcácer y Fuego. El Madrid cayó en semis de Champions ante la Juve y LaLiga fue para el Barça, que firmó un Triplete.

La derrota del Madrid ante el Barça hace una semana ha despertado viejos fantasmas. Los tres puntos sumados ante el Depor han amortiguado los miedos, pero la situación guarda puntos en común con lo vivido en el curso 2013/14. El grupo de Ancelotti tuvo la oportunidad de dejar fuera de combate a los culés en el Clásico, tuvo el partido y media liga, pero Messi (tres goles) se levantó y permitió al equipo de Tata Martino engancharse hasta el final con el Atlético. Ramos también fue expulsado. El Madrid ya no se repuso, perdió en Sevilla, pinchó en Valladolid y recibió el golpe de gracia definitivo ante el Valencia de Juan Antonio PizziJuan Antonio Pizzi. Como ahora, aquel grupo tampoco se jugaba nada en LaLiga y venía tocado; tres días antes se le había escapado la oportunidad de volver a una final de Europa League -donde echó el resto- con el cabezazo de Mbia en el último suspiro. Pese al drama, tiró de clase y garra para tomar el Bernabéu. ¿La receta? Capacidad de sufrimiento, pegada, un gran Diego Alves y la dirección de Parejo más Seydou Keita. El Madrid tiene más recursos ahora y el Valencia no está tan enchufado. Es menos equipo.

Mejor sería escribir con un título en juego, pero la realidad es una; queda el orgullo, la personalidad, la categoría, el prestigio y agitar las últimas jornadas del campeonato. El Bernabéu es el quitapenas perfecto.