El Valencia inició el jueves la fase definitiva de la pretemporada. Después del paréntesis obligado por la gira por Canadá y los Estados Unidos, un episodio de controversia, el equipo ha retomado el trabajo en el cuartel general de Paterna y allí le esperan por delante tres semanas en las que el cuerpo técnico va a recuperar la línea de máxima exigencia implantada desde la vuelta de las vacaciones. Un acelerón definitivo antes de abordar el inicio de la competición para pulir carencias y potenciar virtudes de cara al inicio de la competición. La cosa se pone seria y esa es una realidad que en Paterna se percibe en cada detalle. El técnico a estas alturas del verano incide y mucho en los conceptos defensivos y en la mañana del viernes dejó algunas indicaciones muy claras que SUPER recoge en estas líneas para ilustrar la intensidad y el énfasis con los que adereza su trabajo para relanzar al Valencia. Así suena Marcelino. El asturiano, que ayer preparó a la plantilla una serie de partidos reducidos, repite constantemente la siguiente consigna: «hay que defender cerrado». Quiere acabar con la sangría de goles en contra, considera que para recalibrar las expectativas lo primordial es que el equipo sea sólido y no haga concesiones atrás ante los rivales.

Si algo no le gusta, Marcelino lo expresa para que sus futbolistas sepan que no lo están haciendo bien. «¡Es el tercer hombre que pasa, es el tercero!», vociferaba con energía en el campo número cinco de la Ciudad Deportiva. Eran las once menos cuarto de la mañana, los jugadores llevaban desde las nueve entrenando y el sol caía a plomo pero no está permitido bajar el pistón. Lo que pasaba ante sus ojos no acababa de gustarle y no mejoraría mucho, en la medida que unos minutos después se vería obligado a dar una vuelta de tuerca a los jugadores de uno de los equipos: «no queremos defender y nos están pegando un baño de la hostia». No solo la zaga preocupa a Marcelino. Mientras espera los fichajes, el Valencia tiene que mejorar en todas las parcelas del campo para comenzar la Liga con buen pie y la salida de balón es un asunto clave.

Fluidez en el juego y la salida

En un momento del entrenamiento el técnico se dirigió a Abdennour y le dijo «venga Aymen, no repitas el pase». En el centro del campo tampoco se puede fallar y por ello repite hasta la saciedad «no perdáis el balón». Nada más hacerse con el esférico Medrán escuchó un «asegúrala, Álvaro, asegúrala». La línea es clara. El asturiano, que quiere que el fútbol de su equipo tenga fluidez, grita «juego, juego» con una frecuencia asombrosa mientras el balón está en marcha e invita a que sus futbolistas jueguen a solo «dos toques». Marcelino aprieta, lo suele hacer en régimen de doble sesión, pero no ahoga. El técnico contrasta sus mensajes de exigencia con los de motivación y reconoce siempre el buen trabajo de sus futbolistas. «Atentos, atentos, qué buena Rafa», le decía a Mir tras una maniobra acertada en ataque. «Buena, Joao, buena idea», indicaba en referencia a Cancelo. «¡Qué bueno, enorme, vamos!», decía aprobando una buena jugada colectiva.Buena sintonía con el equipo

En el entrenamiento vespertino el técnico aprovechó para mantener una conversación con sus jugadores antes de que comenzaran a realizar los ejercicios. Una escena que duró algo menos de diez minutos. El cuerpo técnico exige mucho a los jugadores pero la respuesta está siendo muy positiva por parte de la plantilla, que está muy comprometida y convencida de que esto ayudará a elevar el nivel competitivo.