A Nando García los técnicos de la Academia del Valencia lo ven como un jugador con unas características únicas. «Un futbolista de calle», indican, que recuerda salvando las distancias a hombres como Jesús Navas o Nolito, ejemplos de jugadores que son capaces de expresarse en un estadio de 70.000 personas en los mismo términos que solían utilizar años antes en la plaza de su barrio. Una especie en extinción en la que la picardía, el regate y el talento natural afloran por cada poro. Ingredientes que si mezclan con la mentalidad, la disciplina y el sentido táctico del profesionalismo pueden dar como resultado futbolistas de valor incalculable. En su segunda pretemporada con el primer equipo al extremo las cosas le están saliendo de maravilla. Tres asistencias y un amplísimo catálogo de gestos interesantes hacen que a día de hoy tenga opciones reales de quedarse.

Queda mucho mercado por delante pero su buen rendimiento y las dificultades del club para poder concretar operaciones debido a la delicada situación económica han provocado que el futbolista haya captado poderosamente la atención del cuerpo técnico, dispuesto a dar protagonismo a los jugadores de la cantera. No es Sub-23, una circunstancia que hace que si se queda sea con ficha del primer equipo, si no, saldrá. No hay opción de que juegue en el filial. De momento, él esgrime sus argumentos para convencer. Ante el Lausane y el Sporting de Portugal ha exibido su velocidad, su capacidad para desequilibrar y su atrevimiento. La precisión de sus centros y su buen criterio en ataque lo distinguieron con dos asistencias como uno de los mejores jugadores ante el Sporting de Mathieu y Coentrao con permiso de Nacho Gil, que firmó un gol al alcance de muy pocos jugadores.

Hoy afronta una nueva prueba

Ante el New York Cosmos Nando salió tras el descanso y filtró un gran pase en profundidad que a punto estuvo de aprovechar Zaza, mano a mano con el portero, para estrenarse como goleador en la pretemporada. El de Paterna tiene sobre la mesa propuestas para salir cedido a equipos de Segunda y de Primera pero agotará sus opciones de hacerse un sitio. Tras dos temporadas en la categoría de plata de nuestro fútbol, donde ha vestido la camiseta del Córdoba y el Oviedo - un pasaje que le ha servido para madurar, ser más competitivo y potenciar sus automatismos en defensa, de hecho en Regina acabó de lateral-, este verano se antoja clave en su carrera como futbolista. Hoy, en Cincinnati, afronta una nueva reválida ante los ojos de Marcelino García Toral.