El Valencia CF comienza a recoger los frutos de lo sembrado durante el verano. El rendimiento en los primeros partidos oficiales ha confirmado plenamente las sensaciones positivas que dejó la pretemporada entre unos aficionados aún alicaídos tras lo vivido los dos últimos años. Los pupilos de Marcelino García Toral concluyeron la séptima jornada como uno de los tres equipos invictos de la Liga junto a Barça y Atlético. Ningún parecido razonable con las temporadas 15/16 y 16/17. Un cambio sobresaliente, vertebrado a partir de la figura del técnico asturiano y que se proyecta sobre los diez puntos de más sumados frente a los mismos rivales en la comparativa con la campaña anterior.

Los triunfos contra Las Palmas, Málaga, Real Sociedad y Athletic y los empates frente a Madrid y Atlético suman 14 puntos, diez más que los únicos cuatro obtenidos en estos mismos enfrentamientos a lo largo del curso 16/17. A esos 14 puntos debe añadirse el conseguido en el Derbi ante el recién ascendido Levante. La mejora en la solidez defensiva resulta decisiva para que el conjunto blanquinegro continúe invicto. Por ejemplo, en este grupo de seis partidos dirigidos desde el banquillo por Ayestaran (Las Palmas), Prandelli (Málaga y Real Sociedad) y Voro (Real Madrid, Athletic y Atlético) el Valencia recibió 13 goles en contra. Ahora, en la misma serie, menos de la mitad: dos en el Santiago, dos más en el estadio de Anoeta y dos este domingo ante los leones.

Desde otro punto de vista, la comparación entre los inicios de temporada tampoco deja lugar a la duda. En tres de los siete partidos los blanquinegros se han medido a dos oponentes de Champions y dos de Liga Europa con un balance positivo del 71% de los puntos en juego, 15 de 21. Hace justo un año, en cambio, el Valencia había perdido cinco de siete partidos y Voro González ya había apagado el primer incendio del curso con dos victorias consecutivas, tras la destitución de Ayestaran, contra Alavés y Leganés. Seis puntos que sirvieron para reflotar al equipo a la décimo quinta posición y, sobre todo, sacarlo de la última posición de la tabla.

Ya en octubre, el Valencia de Marcelino ha sacado más del doble del botín obtenido hace un año. La filosofía que el entrenador asturiano inculca en el vestuario se fomenta en la humildad del partido a partido. «Mirar el escalón que hay delante y no el final de la escalera». Este es uno de los símiles con los que el cuerpo técnico convence a los futbolistas de la necesidad de fijar objetivos a corto plazo, inmediatos. Sin embargo, hasta la fecha, el camino es el adecuado en una competición donde los partidos cuentan con el mismo valor en la jornada uno o en la 38. En relación a las diez campañas anteriores, el Valencia no superó los diez puntos después de seis jornadas desde 2014 con Nuno en el banquillo. Curiosamente, salvo en 2008, el equipo que sobrepasó la barrera de la decena de puntos en las seis primeras jornadas siempre acabó la temporada en posiciones europeas.

Todo gira sobre Marcelino

Las limitaciones económicas y la singularidad del propietario, Peter Lim, provocaron que en verano quedasen asuntos pendientes en la remodelación de una plantilla que sus mismos diseñadores reconocen algo «corta». No obstante, la posibilidad del técnico de implicarse en los fichajes, en consecuencia, las contrataciones acordes a un estilo definido, la regeneración de un vestuario que estaba fraccionado o la implantación de normas concisas en el grupo son algunos de los factores -detallados en la parte superior de este reportaje- que han influido en el resurgir de un grande de la Liga. Y, a su vez, en la ilusión renovada del aficionado.

El propio Marcelino dijo el domingo, tras vencer al Athletic, que el arranque del equipo es "de matrícula" de honor.