El Valencia será el segundo clasificado de la liga si gana esta noche al Betis en el Benito Villamarín. Por encima del Atlético de Madrid, Real Madrid y también Sevilla. La derrota de los sevillistas en San Mamés a manos del Athletic abre las puertas de la segunda posición al equipo de Marcelino. Todo un premio para un inicio de temporada impecable con cuatro victorias, tres empates y ninguna derrota. El equipo blanquinegro defiende más que su condición de invicto. En juego está la posibilidad de dar un golpe de efecto en la liga, presentar al fútbol español la candidatura del Valencia a los puestos de Champions League y disparar, todavía más, la euforia de la afición. Esa que Marcelino no deja entrar al vestuario. Por la cabeza del técnico solo pasa corregir los errores de la segunda parte contra el Athletic y volver a ser el equipo solvente que siempre fue. No es un partido. Es un partidazo. De Sevilla al cielo.

Más morbo es imposible. Todo lo que rodea al partido tiene alicientes. Empezando por el premio de la clasificación. El Valencia se juega el golpe de poder de la segunda plaza. El Betis, algo casi tan importante para ellos, dar caza a su eterno rival: el Sevilla. El partido del Villamarín es el choque entre dos proyectos renacidos. Aunque por encima de todo es el cara a cara entre los dos entrenadores que lo han hecho posible. Todos los focos apuntan a ellos. Por sus estilos opuestos y sus pasados recientes comunes. No hay que olvidar que Setién fue durante varias semanas el favorito para el banquillo después de que la expresidenta Layhoon Chan ratificara a José Ramón Alexanko en el cargo de Director Deportivo. La llegada de Mateu Alemany a la Dirección General de la entidad de Mestalla lo cambió todo. Apostó fuerte por el perfil de Marcelino y, visto lo visto, el Valencia acertó. También lo hizo el Betis con Setién. Los números de uno y otro son casi igual de buenos. El cántabro gana en posesión de balón -50,2% por 46,4% y acierto de pases- pero en todo lo demás el asturiano es mejor. Suma más puntos, marca más goles, encaja menos, dispara más a portería, cuelga más centros y es más intenso en balones aéreos ganados, faltas, entradas o intercepciones. Otro estímulo de este Betis-Valencia convertido en partidazo en siete jornadas son los exvalencianistas del Villamarín. Hasta cuatro podría alinear Setién en un once titular. Andrés Guardado y Antonio Barragán convertidos en dos de los mejores asistentes del campeonato, Joaquín Sánchez viviendo una tercera juventud a sus 36 años y hasta un Víctor Camarasa que podría hacerse un hueco en el trivote por la baja del lesionado Javi García, el Kondogbia de Setién. Marcelino, por contra, va con todo. Simone Zaza ha llegado a tiempo. También los tocados Gabriel Paulista, Jeison Murillo y Toni Lato. Si el técnico no apuesta por el once de gala es porque en este equipo juegue quien juegue funciona. Para galas también las que lucirá el estadio con más de 50.000 aficionados con ganas de no despertar de este sueño. Justo igual que el valencianismo.

Hasta la historia se ha encargado de ponerle picante al partido del Villamarín. El Valencia no gana en el estadio del Betis desde hace más de ocho años. Fue el 22 de abril de 2009 con goles (1-2) de David Villa. Desde entonces cuatro derrotas y solo un punto. El que arañó Voro en febrero en pleno rescate para salir de los puestos de descenso. La película ha cambiado. Y mucho. Esta noche el Valencia no luchará por evitar la segunda. Lo hará por acabar la jornada como segundo mejor equipo de la liga. Solo detrás del Barça. La diferencia entre un curso y otro es abismal. El equipo necesitó el año pasado 17 jornadas para alcanzar los 16 puntos. Lo logró a mediados del mes de enero. Todo ha cambiado con Marcelino. Sus jugadores podrían llegar hoy a los 18 puntos en la octava jornada. Justo a mitad de octubre. ¡Tres meses antes! Algo impensable en los meses de verano. Algo que demuestra que las cosas, más allá del resultado de esta jornada, se han hecho bien en los despachos. Ya era hora. Y ya era hora de vivir emociones como la de este Betis-Valencia. Hasta la hora ilusiona.