Monchi tuvo que entrar en escena desde Londres para defender a su exequipo: «El trabajo que se está haciendo hasta ahora es muy bueno. Es un partido que hay que analizar, pero tampoco quedarse sólo con lo malo. El resultado fue engañoso, ya que durante muchos minutos el Sevilla fue muy superior», aseguró el ejecutivo. El Sevilla se derrumbó en Móscu el martes. Su ex director deportivo habló el miércoles desde Stamford Bridge, donde su Roma empató (3-3) en Champions. El pope sevillista levantó la voz para aportar un poco de tranquilidad en un momento donde las dudas están devorándolo todo: proyecto, fichajes, director deportivo, jugadores y entrenador, sobre todo. Eduardo Berizzo está cargando con toda la responsabilidad. El resto, se pone de perfil. Monchi no lo hubiera permitido. En las pequeñas y en las grandes crisis siempre daba la cara, aparecía para defender a los suyos y asumir la responsabilidad. El ojeador era mucho más que un fichador: era líder, consejero, asistente, psicólogo, padre y miembro del cuerpo técnico. El éxito de Unai Emery no se entiende sin su mano. Como Berizzo, el actual entrenador del PSG también se tambaleó. La diferencia es que Berizzo está solo ahora.

Después de un ciclo de éxito con el Celta, el 'Toto' fue la apuesta fuerte para suceder a Jorge Sampaoli, que dimitió del proyecto en marcha. Su último trimestre fue pura involución. El seleccionador de Argentina dejó un solar. Berizzo sabía que abría un ciclo no sencillo, más todavía sin Monchi. Óscar Arias, su sucesor, no tiene la misma fuerza. Además, el vestuario tampoco cuenta con líderes del calado de Vicente Iborra o Vitolo. La plantilla mantiene la línea y se ha invertido para reforzar la plantilla, pero se han equivocado algunos pasos y los perfiles. Faltan algunas piezas del puzle y Berizzo (que no es perfecto) no termina de encontrar los apoyos necesarios para implantar su modelo, rotundo. Este Sevilla, nada tiene que ver son su Celta. Necesita tiempo y continuidad, pero el ambiente es demasiado tenso. En la clasificación está a sólo dos puntos del Valencia, pero en juego y sensaciones hay un abismo. El momento contrasta con la fuerza de Marcelino y la convicción con la que la plantilla del Valencia interpreta sus ideales. Hay cambio de poderes. Marcelino esta en Valencia... Monchi, en Roma.