La portada de este sábado en su edición de papel de SUPER decía que el de Mendizorroza era un partido para valientes, y a fe que lo fue, porque el Alavés salió con vigor y energía que en algunos momentos transformó en excesiva agresividad, a la que por otra parte ayudó el colegiado del encuentro, González González. No acertó a cortar de raíz el excesivo ímpetu de los futbolistas locales. Cada balón dividido era una entrada dura al cuerpo, o una pierna suelta, cuando no un codazo. En eso, Tomás Pina se doctoró, con un manotazo a Guedes que de haberlo visto el árbitro bien podría haberlo considerado agresión. Sobre el portugués se cebaron especialmente los jugadores del conjunto vasco tratando por lo civil y lo penal que el valencianista no arrancara.

Con una línea de cinco defensas en la que Pedraza hacía de carrilero largo se plantó el equipo de De Biasi, y como advirtió en la rueda de prensa previa al choque, con el jugador cedido por el Villarreal como principal arma ofensiva. En el primer tiempo Pedraza sacó los colores en varias ocasiones a Montoya hasta el punto que el Valencia sufrió demasiado por la banda derecha, donde se juntaron el hambre con las ganas de comer, es decir, se juntaron la falta de confianza de Montoya y sus dudas en defensa, lo poco que ayuda en esos menesteres Andreas Pereira, y el excelente estado de forma de Pedraza.

Pero a pesar de la dureza local, y de que la primera tarjeta del partido fue para Paulista, el Valencia de Marcelino no perdió el orden ni la cabeza. Con Soler y Kondogbia en el centro del campo y Guedes y Pereira en las alas, Rodrigo trabajaba y hacía gala de su buen momento con controles rodeado de futbolistas rivales para dar continuidad al juego. Y a poco que apareció Kondogbia en la presión, se quitó el Valencia la presión rival. En una de tantas Montoya se fue arriba a presionar, forzó la pérdida de un defensa que entregó el balón a Pereira y el brasileño se la dio a Zaza dentro del área: control orientado del italiano que se va algo largo, pero con la derecha dispara y sorprende a Pacheco. Golazo.

Y así terminó el primer tiempo, con el gol de Zaza lo que suponía el escenario perfecto para el conjunto de Marcelino y sus endemoniadas contras, pero lejos de contrarrestar las acometidas del Alavés en los primeros minutos de la segunda mitad, encajó un tanto a balón parado en el minuto 49 y los locales, con más empuje que fútbol y claridad en el juego, se envalentonaron. Desde la frontal Munir puso a prueba a Neto varias veces, en lo que era la consecuencia de que el Alavés había ganado el centro del campo y sobre todo, ahogaba con su presión la salida del balón valencianista. Los del italiano de Biasi no tienen fútbol pero si ganas, y a balón parado se tiraban como leones a por cada balón, pero el Valencia de Marcelino es un grande de la Liga española y como tal volvió a ponerse por delante.

Jugada por la banda derecha donde brilló y de qué manera Andreas Pereira en la segunda mitad, balón al segundo palo que remata Rodrigo de cabeza peo el balón da en la mano de Rodrigo Ely. Penalti claro. Lo lanza Rodrigo con pausa y hace el 1-2 en el minuto 65, un tanto que a la postre le da los tres puntos al Valencia y que corona un excelente partido del delantero valencianista.

A partir de ahí el Alavés se limitó a intentarlo con más corazón que cabeza y Neto se jugó el tipo en varias ocasiones. Si los de Marcelino sufrieron en los minutos finales fue más por la incertidumbre del marcador y las ganas del Alavés que por ocasiones de gol. Sexta victoria consecutiva del Valencia que mantiene el segundo puesto en la Liga y sigue apretando al FC Barcelona.

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