Es el presidente de un club de fútbol pero no se quita las botas. Roberto Amarilla, un paraguayo que llegó al Valencia CF Valencia CFa en los años finales del siglo pasado y jugó la Liga de Campeones con Angloma, Kily González, Gaizka Mendieta o Rubén Baraja, es ahora el propietario de una escuela de fútbol base en València. «Aquí lo tengo todo, mi mujer, mis dos hijos, mi madre, mi hermana, mis amigos… era muy joven cuando aposté por la aventura de venir al Valencia y no me arrepiento, lo volvería a repetir una y mil veces. Esta tierra y este club me lo han dado todo».

Es un miércoles de otoño por la tarde cuando este periódico se acerca al campo de fútbol del Manises. El viento es helado y no parece la mejor idea correr sobre el húmedo césped del terreno de juego. Cerca de una de las porterías de fútbol 8, un grupo de juveniles hace unos rondos antes de comenzar a entrenar. "¡Vamos, vamos!", "¡Apriétale ahora, ahora!", se escucha. El que grita es el entrenador Juan Carlos Ávila, que dirige a un grupo de chavales de primer año que pelea por subir a primera regional. De entre ellos destaca una figura mayor, cuajado y sin duda, con aspecto de futbolista. Es Roberto Amarila, 'El Negro'.

"Mis hijos van al mismo colegio que los de Albelda y Cañizares y cuando nos vemos alguna mañana todavía me llaman así", dice poco después. Al ver al fotógrafo y al periodista, Roberto levanta un brazo y pregunta desde la distancia si deja el entrenamiento…. "tranquilo, esperamos a que terminéis los rondos!. Se acerca sonriente y tiende la mano y la pregunta es obvia: "Roberto, me habían dicho que eras el propietario y presidente del Manises…". Ahora ríe a carcajada limpia. "Lo soy, lo soy, pero me sigo poniendo las botas, en eso soy un presidente atípico. ¿Montamos la foto con los chavales y hablamos?".

Entrevista completa a Roberto Amarilla:

El paraguayo llegó al Valencia a finales del siglo pasado y jugó la Champions con Mendieta Kily o Baraja. Ya nunca más se iría. Formó una familia valenciana y ahora es propietario del Manises CFManises CF aportando su experiencia en el campo. Como él dice, es un presidente «atípico».

Llegó a Valencia en el 1999 y estamos ya en 2017, Roberto Amarilla sigue aquí, ¿qué recuerda de su llegada al Mestalla?

Los recuerdos son muy bonitos, precisamente el otro día hablaba con Parri, le estaba contando cómo llegué al Valencia porque se da la casualidad de que hay dos niños del infantil que quiere el Valencia. Uno es de sudamérica y comparando la historia de cada uno lo recordé. Tenemos que estar cerca de ellos, necesitan cariño y ayudarles en todos los sentidos. Llegar al Valencia no es fácil, es un club grande y no están acostumbrados a esa vida.

Hay algún niño que solo de entrar y ver el escudo ya se pone nervioso

Sí. Yo lo he vivido en el vestuario, se nota el nerviosismo y lo que necesitas es que te arropen.

Aplicaste tu experiencia personal a los niños de ahora.

Eso es. Estaba recordando cómo llegué, en qué condiciones estaba con 17 años, tan lejos de mi casa, incluso tuvo días que por las noches lloraba, tenía la maleta hecha y quería volver a casa. Pero claro, uno con el sueño que tiene y estando donde está no puede tirar todo por la borda. Si vuelves a tu casa, se acabó.

Del filial, llegó al primer equipo del Valencia CF, debutó en Champions y en Liga.

Correcto. Yo llegué en el 99 y en el 2000 en Navidades bajaron Camarasa y Javi Navarro al filial, yo estaba jugando de titular y dejé de serlo. Como hacían falta centrales en el primer equipo, me subieron a mí. Una cosa por otra. Acabé los últimos meses de la temporada con el primer equipo, luego me fui de vacaciones y ahí ya me llamaron para decirme que iba a formar parte de la plantilla del primer equipo.

La trayectoria es fácil recordarla, se ve en internet, pero es curioso que 19 años después está casado y es un valenciano más.

Llevo prácticamente media vida aquí en Valencia. De aquí a un mes soy mas de aquí que de allá, porque cumplo 35 años. Conocí a mi mujer, que es la madre de mis dos hijos, a los seis meses de llegar a Valencia. Tengo a mi madre y mi hermana viviendo aquí desde hace tiempo. Soy uno más.

Es el presidente y propietario del Manises CF.

Estaba en el Paterna, después de jugar en el Huracán. En Manises tengo un excompañero, Paco Fernández, fue portero del Levante y del Huracán. A la tercera vez que me pasé por Manises hablé con el presidente, me habló de los problemas económicos y me dijo que si me hacía responsable me hacía con el club. Se lo propuse a mi familia y mi cuñado y yo nos pusimos el mono de trabajo para empezar esta aventura.

Usted asumió la deuda, que era considerable para un club de regional, ¿con qué ilusión?

Lo primero era por seguir en el fútbol. Me metí en una zona desconocida para mí, como es el fútbol base, pero me apetecía vivirlo. No lo tenía previsto para ya, era más a largo plazo, pero se presentó la oportunidad y la cogí. Yo he vivido la parte bonita del fútbol pero no había enseñado nunca y también tienes que tener una relación con los padres, que no es fácil porque generan problemas. Soy un presidente un poco atípico porque estoy más en el campo, echando una mano, que en los despachos.

Aporta su experiencia en el campo.

Exacto. Un presidente atípico porque estoy en el campo.

¿Tiene la esperanza de recuperar el dinero?

Tampoco es algo que piense día a día. La escuela no da dinero. Me hice cargo el año pasado y estaban todas las categorías en segunda y queremos subirla a la altura de las grandes escuelas. Hay mucho trabajo y muchos problemas que hay que esquivar. Es un proceso que lleva tiempo. Del año pasado, de trece equipo que teníamos, hemos salido campeones en cuatro: un cadete, un alevín, un benjamín y un infantil. La temporada fue increíble, aunque nadie te lo agradece. Una pequeña cagada sí que te la recuerdan.

¿Cuántos niños tienen en la escuela?

Ahora mismo 200. En Fútbol 8 es donde más niños tenemos, hay 130, pero en Fútbol 11 vamos escasos de jugadores. Tenemos dos infantiles, un cadete y un juvenil, a parte de amateur.

¿Está el Juvenil en Segunda Regional?

Sí, con los cadetes del año pasado. Es un equipazo. Da gusto verles jugar.

El equipo estrella es el juvenil, con la esperanza de que suba de categoría, ¿no?

Sí, pero también tengo un infantil, todos de segundo año, que vamos líderes para subir a preferente. Somos 16 jugadores en ese equipo y el Valencia me quiere quitar dos jugadores. Estoy orgulloso de esto pero sé que si se van igual dejo de ganar partidos y pierdo la oportunidad de subir a preferente. Pero tampoco soy nadie para cortar la progresión de estos niños. Yo me pongo en su lugar y sé que ellos estarán ilusionados con ir al Valencia. Si se llega a un acuerdo se tendrán que ir.

Es un estímulo para el resto de jugadores, ¿no?

La ventaja de que yo esté aquí es aprovecharse de mis conocimientos futbolísticos y los contactos. En Manises tiene eso conmigo. Seguir trabajando duro, es un trabajo a largo plazo porque sino no sacaremos nada.

¿Cómo ve desde la distancia al Valencia?

Estamos todos contentos, después de años sufriendo, verle en la situación que estaba no es agradable, y volver a verlos con ganas es bueno. La gente ya pregunta otra vez cuándo juega el Valencia. Ahora da gusto verle jugar.

Marcelino ha dado con la tecla... como con usted.

En mi época tenía a Djukic, Pelegrino, Ayala, Marchena... a ver quién con 18 años tiene una oportunidad. A mí me vino mal, pero para el club esa defensa fue increíble.

¿Los niños le preguntan?

Los niños son tan pequeños que entonces no habían nacido o eran muy pequeños. Estamos hablando de hace 17 años. Son más los papás que los niños.

¿Qué le dicen?

Me dicen ‘te acuerdas de aquello’ o ‘tengo una foto de la presentación en la que estabas’. Yo intento no ser protagonista de este club porque al final los protagonistas son los niños.

El otro día hablaba con Parri y me hablaba de ‘El Negro’.

Fueron los argentinos los que me pusieron el nombre y así me quedé. Albelda lleva a su hijo al mismo colegio que los mios y cuando nos vemos me dice: ‘Negro, cómo estas’. Y Cañizares también. Me quedé en eso.

¿No se arrepiente de nada?

Nada. Si vuelvo a nacer mil veces, no cambiaría la historia, aunque algunas decisiones de mayor las hubiera cambiado. No tenía a mi familia a mi lado para decidir ciertas cosas pero estoy feliz. La aventura me salió bien, aunque desapareces del mundo del fútbol seis meses y quieres volver y ya no se acuerda de ti nadie. Tenía ofertas de fuera pero me acababa de casar y mi mujer estaba embarazada y opte por formar una familia. Siempre tuve ofertas.

¿Cómo se llaman sus hijos?

Rober, de siete años, y Mireia, de 5 años.

¿Es futbolero su hijo?

No sabe nada de fútbol. En casa me pongo fútbol solo cuando están en la ducha o durmiendo. Mi hijo me dice ‘Papá, por qué te gusta tanto el fútbol, no tienes suficiente por el Manises’. No le gusta nada.

Arriesgó con 17 años pero después con 25 ya no quiso volver a Argentina para ser futbolista de élite allí...

Así es. Y no es porque mi mujer me dijera algo, ella siempre ha respetado lo que yo decidiera con mi carrera deportiva pero valoré otras cosas. No estar todos los días preocupado. Aquí en Valencia me siento en casa. Mis conocimientos son de aquí. Nunca voy a renunciar a mi país, voy a visitar a mi familia, voy descalzo por la calle... soy uno más pero he echado raíces en Valencia y estoy bien así. Es una ciudad que nos encanta a todos. Mi mujer siempre me lo ha puesto todo fácil y desde el primer día me he sentido en casa. Esa es la verdad.