El análisis de Marcelino García Toral de la primera derrota de la temporada contra el Getafe va mucho más allá del mal estado del césped y la agresividad con la que se emplearon muchos futbolistas azulones durante los noventa minutos. Para él no sirve de excusa. El técnico no ha querido justificar el resultado de forma pública y mucho menos de puertas para adentro. En el vestuario del Valencia se ha hecho autocrítica porque saben, desde el entrenador hasta el último futbolista, que las cosas no se hicieron bien en el Coliseum. Ni en ataque ni en defensa.

Hay que aprender y mejorar de la primera derrota de la temporada y Marcelino ya se ha puesto manos a la obra en la ciudad deportiva de Paterna para subsanar todo aquello que es corregible con el objetivo de que no vuelva a suceder el sábado contra el Celta de Vigo. Marcelino preparó una sesión táctica por líneas por primera vez en mucho tiempo. Separó al equipo en dos grupos. El técnico quiso hacer trabajo específico primero con la defensa y posteriormente con el ataque. El asturiano machacó las basculaciones defensivas, primero sin balón y luego con balón, con dos líneas de cuatro. Una formada por Nacho Vidal, Iñaki Pardo, Ivan Zotko y Toni Lato y la otra con Martín Montoya, Rúben Vezo, Gabriel Paulista y José Luis Gayà. Además, desde que acabó el partido, están repasando conceptos. Como el despeje al centro que provocó el disparo de Markel Bergara desde la frontal del área. Los jugadores saben que está prohibido.

Posteriormente Marcelino también trabajó con el grupo de ataque en el que estaba Hugo Guillamón completando el doble pivote junto a Dani Parejo, Geoffrey Kondogbia y Nemanja Maksimovic. El técnico hizo especial hincapié a la hora de ser precisos y rápidos arriba. «Ser precisos ahí», les exigía. «Combinaciones rápidas entre los delanteros», les pedía para sorprender a los defensas y no ser previsibles como muchos minutos fue el Valencia en Getafe. Ambos bloques se juntaron al final del entrenamiento para poner en práctica todos los conceptos tácticos en un partido reducido en el que volvió a escucharse el clásico «¡Eso es, eso es!» de Marcelino reconocimiendo el trabajo de sus futbolistas.

Todos tienen claro que están en el buen camino, a pesar de la primera derrota y de la pérdida de la condición de invicto, y que seguir entrenando a un nivel alto como toda la temporada asegurará resultados a la hora de competir. El 1-0 del Getafe no ha supuesto un ´shock´ para el equipo. Los jugadores estaban mentalizados de que la primera derrota de la temporada podía llegar en cualquier momento. Estaban preparados para asumirla y, sobre todo, para superarla. El equipo trabajó ayer martes a las once de la mañana. Media hora más tarde de lo habitual. El cuerpo técnico ha decidido retrasar 30 minutos los inicios de los entrenamientos para proteger muscularmente a los jugadores del frío y evitar así riesgos de lesiones. Y es que, el equipo no está para perder más efectivos. Las ausencias de Gonçalo Guedes, Jeison Murillo y Ezequiel Garay se notaron más de lo previsto en Getafe y se trabaja para que no se produzcan más contratiempos y comenzar el año con la enfermería prácticamente vacía.