Ni grandes ni pequeños. Hasta la fecha el Valencia de Marcelino no encuentra un rival que sea capaz de tumbarlo. Tras ganar a rivales de la talla de Real Sociedad, Betis o Sevilla, el equipo cumplió compitiendo con seriedad en el escenario del penúltimo de LaLiga, Mendizorroza. Un estadio donde las dimensiones del campo y el plan del italiano De Biassi, que plantó una defensa de cinco, auguraban dificultades para ese Valencia arrollador al contragolpe. Los blanquinegros superaron la prueba gracias a la clarividencia de Andreas Pereira, la efectividad de su dupla de delanteros y, sobre todo, al trabajo solidario de once protagonistas sobre el césped.

"Preveíamos un partido súper competido, frente a un rival muy intenso, con muchos jugadores por detrás de la pelota, contragolpes, estrategia... El Alavés nos iba a exigir un partido diferente a lo jugado hasta ahora", dijo Marcelino, dando las razones por las que felicitó a los suyos: "Quiero dar las gracias y felicitar a los futbolistas por lo que han dado, también en este tipo de partidos, un nivel muy competitivo que nos permite seguir invictos".

El examen de Mendizorroza demandaba un Valencia duro para no arrugarse ante un rival que jugó al límite. González González, por ejemplo, no sancionó un codazo de Tomas Pina en el rostro de Carlos Soler, al que los tres mediocentros locales intentaron anular. "No me gustaría valorar al árbitro. Ellos se juegan mucho, lo hacen con su afición y ponen los argumentos que cree oportunos...", dijo Marcelino.

Los visitantes aprovecharon las contadas aproximaciones a gol, en especial, merced al acierto de Andreas para en un terreno minado ver las oportunidades en el área, donde envió casi siempre balones certeros. Zaza marcó en su segundo remate. Alexis empató en el minuto 49, algo que "pesó". "Hubo 15 minutos de dificultades, marcamos el segundo y en el tramo final supimos defender la cosecha", concluyó Marcelino García Toral.