Un gol y cuatro asistencias en las seis primeras jornadas. Carlos Soler tiene alucinado al cuerpo técnico de Marcelino. El centrocampista está entre los mejores generadores de ocasiones de los cinco grandes campeonatos europeos, es el número uno de LaLiga en el último pase y sólo Leo Messi ha intervenido de forma directa en más goles: once del argentino por cinco de Carlos, que está empatado en este apartado con Simone Zaza, Maxi Gómez, Carrasco e Iñaki Williams. Los datos dan una dimensión objetiva a su juego. La perspectiva redondea su impacto. Soler lleva 32 partidos con el primer equipo y tiene 20 años. Es el mejor centrocampista de Primera a los puntos y el mejor joven entre los especialistas (Girondins de Burdeos), que lleva cuatro asistencias y tres goles. El valencianista se codea con figuras como David Silva, Miralem Pjanic o Lorenzo Insigne. Palabras mayores.

El reto es mantener un rendimiento continuo. Si mantiene la curva ascendente, Soler rondaría el doble-doble en goles y asistencias. La ecuación estaría en siete goles y diez asistencias en LaLiga. Una pasada. Su mentalidad y su respuesta competitiva son la mejor garantía. Ante el Málaga -después de las críticas que recibió por el Derbi- respondió ofreciendo dos centros de gol en plan interior de toda la vida. Fueron los dos primeros goles -Mina y Zaza- que sirvieron para golpear primero y dejar fuera de combate definitivamente al conjunto de Míchel. Tras ese partido, se cerró el debate. No importa si juega como mediocentro o parte desde la banda. Para Marcelino es imprescindible y la confianza es absoluta. «Carlos juega bien en todas las posiciones». Esa es la respuesta de los técnicos cuando les plantean el debate. Su mentalidad, su capacidad para interpretar el juego, su potencial físico y el puntito de genio que le acompaña se mezclan en un futbolista preparado para imponerse en cualquier posición del centro del campo.

Contexto para evolucionar

Marcelino tenía en mente distintas alternativas, pero con Parejo comprometido al máximo y Kondogbia como objetivo (conquistado), la posibilidad de hacerle arrancar como interior cobró forma. Después, Carlos Soler ha hecho buena la apuesta por personalidad y ganas de brindarse al colectivo. Siempre ha estado a disposición de los técnicos. Su objetivo: ayudar y jugar... donde sea. La banda es un paso más dentro de un proceso de maduración y una evolución destinados a culminar en el eje de la medular. Hoy, es difícil ponerle tope. Dentro de la estructura fija en 1-4-4-2 de Marcelino, la solución sostiene la alianza Kondogbia-Parejo-Soler. Celades ha hecho suya la fórmula para la Sub-21, donde así puede juntar a Carlos con Ceballos, Merino, Rodrigo y Oyarzabal.

Centrocampistas como Cazorla, Bruno Soriano, Koke, Silva, Iniesta o Isco también han viajado y viajan de la banda al centro y viceversa. Lo importante es la inteligencia y las soluciones que aportan. El mediocentro también es presión, no deja margen para el error. El balón nunca ha quemado a Soler, ni siquiera la temporada pasada -cuando el descenso amenazaba- pero la banda le descarga. Sigue estando en el centro del juego, pero libre para crecer y competir. Todo con Marcelino tiene un sentido. Soler quiere el centro y el técnico es sensible. Los hechos demuestran que es la primera alternativa para la dupla Kondogbia-Parejo. Quedó claro ante Las Palmas y ante el Málaga, donde terminó junto a Maksimovic. Sin Kondogbia, uno de los dos formará junto a Parejo.