Salir de Gran Canaria en blanco ante un equipo que comete tantos errores en defensa habría sido injustificable. Solo la mala noche de Zaza, que no acertó en dos ocasiones clarísima ante la portería rival, evitó que el Valencia CF sentenciara de una manera más que contundente la eliminatoria, que gracias a ese tanto de Rodrigo a solo cinco minutos del final se le queda muy de cara para la vuelta en Mestalla. Hubo que recurrir al talento de Parejo y a toda la artillería en la segunda mitad para igualar un marcador que en la primera se había puesto cuesta arriba. El propio Parejo, Rodrigo y sobre todo Guedes obraron el cambio.

Lo hizo con justicia, por ocasiones claras de gol, por ella superioridad insultante en la fase decisiva del choque y por una jugada que deja en evidencia el arbitraje de un árbitro con la experiencia del navarro Undiano Mallenco. Una acción de uno contra uno en la que Guedes se va con claridad de David Simón, quiere avanzar pero el defensa le agarra una y otra vez para impedirle ganar la línea de fondo y centrar. La jugada, con 1-0 en el marcador, era tan clara que los propios jugadores de la UD Las Palmas

Pese a ello, minuto ya 72, el Valencia lo siguió intentando y, después de una nueva jugada de Guedes en el 81 que Zaza estrelló en el cuerpo de un defensa cuando las tenía todas para marcar, llegaría el tanto de Rodrigo que hizo algo de justicia.

Porque el Valencia había estado mal en la primera mitad. Podía más el efecto Jémez que el anhelo del Valencia de Marcelino -pero sin Marcelino- por avanzar en la Copa e intentar alcanzar la final. Así es como la UD Las Palmas se impuso en ese primer asalto gracias a un único gol del argentino Jonathan Calleri, que cruzó el área y ganó la posición para fusilar a Jaume con la única oposición a la desesperada de Lato.

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Las Palmas - Valencia CF, en imágenes

Fue prácticamente la única opción clara de gol de los locales en esos primeros 45 minutos en que salieron a tener el balón y jugarlo. Lo hacían con una marcha más de lo habitual, sino dos, sin duda por la presencia por primera vez del técnico canario en el banquillo. Por contra, la propuesta del Valencia era esperar y salir con velocidad, algo que solo conseguía con balones en largo a las posiciones de Mina y Zaza o en alguna ocasión con internadas de Andreas por la derecha. El fútbol y el control de la situación brillaba por su ausencia pese al empeño de Kondogbia, objetivo número uno de las faltas de los locales.

Con todo, hasta en esa mala primera mitad tuvo el Valencia la ocasión más clara para empatar, fue en el 44 cuando Maksimovic se hizo un lío y no acertó a rematar bien un buen servicio de Pereira.

Esa marcha de más la puso el Valencia tras el descanso, buscando robar balones arriba con más empeño y orden. Jaume fue un espejismo allá a lo lejos para la Unión Deportiva mientras el Valencia buscaba área y rondaba el gol una y otra vez sin acierto. El colmo, en el 62, cuando Zaza se llevó bien el balón en pugna con el último defensa y, viendo adelantado al meta, intentó una vaselina que no fue tal, sino un balón a la grada del estadio de Gran Canaria.

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