Marcelino García Toral... o el Rey Midas de los fichajes. El viernes 29 de diciembre se ponía al teléfono para convencer de que viniera a Mestalla a Luciano Vietto, un sensacional futbolista al que la suerte del gol se le negó en Madrid durante un año entero. Este martes dejaba la hierba en el minuto 70, al ser sustituido por Rodrigo Moreno, con cerca de 30.000 espectadores en el estadio coreando su nombre en pie. Abrazo y gesto cariñoso del técnico antes de sentarse en el banquillo. El pequeño argentino, con el ‘8’ al lomo, había firmado una de sus mejores actuaciones en España. Vietto hizo un hat-trick. Tres goles, el siguiente mejor aún que el anterior, que junto a otra obra de arte de Nemanja Maksimovic sellaron frente a la UD Las Palmas la clasificación para los cuartos de final de Copa. A sólo cuatro partidos de la final.

La primera noche de titular de Vietto quedará para el recuerdo por el tercer tanto de su cuenta particular, el 4-0 final. Después de una anticipación de Maksimovic, siempre atento, el cordobés de Balnearia recogió el balón en el centro del campo y desde poco más allá del semicírculo, a más de 40 metros de la portería grancanaria, superó al meta Lizoain con una preciosa vaselina que entró con altura, cerca de la escuadra derecha. Un disparo preciso al alcance de los mejores. Un golazo.

El Valencia de Marcelino entró al ‘ruedo’ de Mestalla dispuesto a liquidar más pronto que tarde la eliminatoria de octavos. Un alarde de profesionalidad, en definitiva, una constante en un equipo que a lo largo de media temporada apenas ha dejado de competir. Ni siquiera cuando el rival y su contexto, como la UD Las Palmas en la vuelta copera, invitan peligrosamente a la relajación. Esa es la primera de las virtudes que ha inyectado el entrenador asturiano en la espina dorsal de una plantilla corta, pero buena.

Pronto los blanquinegros pusieron tierra de por medio. Los cuartos de final se acercaron al son que marcaron el citado Vietto y el talentoso Andreas Pereira. El ímpetu de Nacho Gil y Zaza completaron una perfecta mezcla para el ataque sustentada desde atrás de Kondogbia y un Maksimovic, al que se le ve cada día más a gusto. A los seis minutos, Vietto dejó con el tacón la pelota en el interior del área para que Pereira avanzara y regalara el gol a Nacho Gil, que entró velozmente a la zona de los killers, pero sin finura.

Como predica el técnico canario, Paco Jémez, Las Palmas se apoderó del esférico durante el primer tercio del duelo. Sin embargo, el veneno estaba en el fútbol vertical e incisivo del Valencia. Y en la magia de dos jugadores que se presumen fundamentales cuando los rivales se empeñen en cerrar puertas y espacios: Vietto y Andreas. Pero anoche el adversario acompañó, fue de esos con los que los pupilos de Marcelino disfrutan, hecho casi a medida para un bloque letal y hambriento a todo campo como el valencianista. A los 20 minutos, Nacho -buen partido el suyo- estrelló el remate contra el cuerpo del portero tras un servicio del siempre infatigable Zaza. El italiano puso la pierna izquierda para desviar hacia portería un centro notable de Lato. La pelota coqueteó con el gol. Era el preludio del vendaval que estaba por venir.

A la media hora Zaza volvió a lanzarse como un león a por el gol. Esta vez en plancha y después de una asistencia milimétrica de Gil. La maravillosa jugada, una suma de combinaciones mecanizadas por los jugadores como hacen los buenos estudiantes, tuvo el justo premio. Vietto, con la caña preparada, pillo, se quedó con el rechazo del guardameta para estrenarse con la camiseta del Valencia. Él mismo había iniciado la avanzadilla.

La primera parte concluyó con un gol anulado con acierto a Calleri por empujar a su marcador. Quedaba lo mejor para el segundo acto. Los de Marcelino se zamparon a los de Jémez. Sólo hubo un equipo, mientras su afición lo disfrutaba de lo lindo entre el frío que se pasaba en las gradas. Andreas se reivindicó con una acción que da fe de su calidad. Recorte, carrera y centro a Vietto en el área pequeña. El argentino sentó a Lizoain con un toque suave, más una especie de pase bombeado a la red que un remate. Una maniobra que lo define como delantero, como estilista.

Seis minutos más tarde, Las Palmas murió asfixiado por el Valencia. Una recuperación en el área amarilla acabó con un obús cruzado de Maksimovic a la escuadra. Soberbio el gol y el trabajo silencioso del joven serbio. Y en 66’ la delicia de Vietto, uno de los goles más impresionantes que recuerda Mestalla en los últimos años. Un debut soñado para el primer fichaje de invierno y un paso en firme de todo el equipo en un torneo, el del K.O, que ilusiona al valencianismo. Todo salió tan bien, que hasta Dani Parejo pudo descansar más de una hora sin que el equipo lo notara en su juego. El viernes a las 12:30 se sabrá el próximo rival. El aficionado espera ansioso.