Francis Coquelin entró directamente como titular. Funcionó perfecto, como si llevase diez partidos como valencianista después de sólo dos entrenamientos en Paterna. Fue una de las sorpresas en el once. Aunque relativa. Ya advirtió Marcelino en la previa que el proceso de adaptación del francés sería rápido, por su estilo de juego, por su nivel, por la necesidad y porque la estructura del bloque facilita el proceso.

La apuesta confirma la confianza total que el cuerpo técnico tiene depositada en el centrocampista. Coquelin hizo una lectura perfecta -práctica- del partido. Su integración desplazó a Maksimovic a la banda derecha; los dos estuvieron de nota alta. El francés tuvo un índice de participación alto para ser sus primenos minutos, jugó un buen número de balones y mezcló bien con Parejo; alternando alturas y funciones, apoyando en la construcción, buscando la seguridad y realizando un despliegue importante para ayudar en la recuperación. Al final tuvo que pedir el cambio por calambres, algo natural atendiendo a la situación que arrastraba en el Arsenal: su último partido completo fue hace un mes ante el BATE en Europa League, en la Premier sólo había rascado 155 minutos y en Riazor ya sumó 83... bajo la lluvia.

"Coquelin pidió el cambio, pero fue por calambres, no está lesionado ni nada. Creo que es lógico con el ajetreo, viene de no competir y el campo además estaba muy pesado... Estuvo a un buen nivel defensivo y con criterio con balón". La radiografía de Marcelino es certera. El fútbol y las sensaciones fueron ilusionantes. El francés hizo lo que debía, cumplió con creces y la mejor noticia es que tiene mucho más que dar. El paso de los partidos y de los entrenamientos lo demostrará.

Ante el Depor ya fue el futbolista que más jugó en largo (tres pases) y mostró principios de la verticalidad en la entrega que imprime, siempre que puede. No se prodigo en exceso y se centró en su función prioritaria de guardaespaldas de Parejo, pero puede ser un socio para todos porque también sabe asociarse. Pese a todo, apareció mucho en campo contrario, para continuar la jugada con claridad, corregir, acosar al rival y ensuciar cada intento de jugada del Depor. El desequilibrio final y los minutos a la heroica del Depor coincieron precisamente con su sustitución. Su llegada apunta a un nuevo acierto.

La ausencia de Kondogbia fue menos ausencia y eso es decir mucho. Los dos franceses tienen puntos en común, pero son distintos. La semana que viene pueden actuar juntos en Las Palmas por la sanción (acumulación de amarillas) de Parejo; siempre con permiso de un Maksimovic que va a más.