El Valencia CF buscó hasta última hora sumar un refuerzo más para la plantilla, objetivo que finalmente desestimó por diferentes razones deportivas y económicas. Sobre todo porque los futbolistas que daban el nivel y las garantías para aportar una diferencia al equipo no se han puesto a tiro.

El principal, Joao Cancelo, que fue durante todo el periodo de mercado el refuerzo perfecto que deseaba Marcelino. Además, el Inter de entrada no se cerró en banda y abrió expectativas. Luego, el portugués empezó a jugar y su regresó se torció, aunque el técnico quiso esperar si hacía falta hasta el final. Dos semanas antes de cerrarse el mercado el Valencia CF lo volvió a intentar a través de su agente Jorge Mendes, jugador y representante presionaron para conseguir la salida antes del 31 de enero, pero sin éxito porque Spalletti dijo definitivamente "no".

El tema estaba planteado de la manera que, si al final no era Cancelo, lo más seguro es que no fuera ningún otro, pero el club lo intentó hasta el último día aunque con pocas expectativas de éxito.

¿Por qué? Principalmente porque el entrenador puso desde un primer momento sobre la mesa que no quiere 'parches' ni futbolistas que no le convenzan o vengan simplemente de paso. Quiere jugadores de auténtico nivel, convencidos, comprometidos y con expectativa de quedarse a competir más tiempo aquí. Así, el Valencia había incorporado ya dos jugadores en el mercado de invierno como Vietto y Coquelin, uno cedido y el otro traspasado, con lo que se quedó al límite del coste de plantilla que le marca la Liga en el Fair Play Financiero y también de los límites que se establecieron en la reunión previa con Peter Lim.

Todo ello pensando que, al final, la opción mejor y la más económica, que era forzar el regreso del portugués, se acabaría haciendo realidad. No fue así, hubo diferentes ofrecimientos, futbolistas por los que se pulsó la posibilidad de una cesión, pero ninguna de las opciones terminó de encajar.

Al final, el mercado echó el cierre y la plantilla se queda como está de aquí a final de temporada, a pesar de la preocupación que existe en el cuerpo técnico de Marcelino por la debilidad defensiva que acusa el equipo en los dos últimos meses. Toca cruzar los dedos para que no se produzcan más lesiones de larga duración que afecten a posiciones clave como en este caso la defensa.