El Valencia CF disputa este jueves el que en estos momentos se puede calificar como partido más importante de la temporada, y a tenor de cómo han ido las últimas, hasta de partido más importante de las últimas temporadas. Se mide al FC Barcelona en Mestalla, en semifinales de Copa del Rey para lograr un puesto en la final. Y tiene un marcador de 1-0 en contra. Difícil, sí, pero no imposible.

Difícil por el momento de forma del rival y por los beneficios que recibe en forma de favores arbitrales. Ese tipo de derechos permitirán a Luis Suárez disputar la vuelta en Mestalla. En la primera parte zancadilleó a Vezo. Lo vio todo el mundo... menos Sánchez Martínez. El colegiado se ahorró una amarilla que hubiera acarreado suspensión. No es cualquier cosa. Se trata del killer número uno, el mejor socio de Messi, un animal competitivo. La plantilla del Valencia lo reconoce, pero también denuncia su estilo. Sus formas cruzan al otro lado de la línea de lo deportivo. "Es un rabioso", aseguran. Es un número uno por intensidad, pero su actitud de marullero es agotadora. Pega y lo hace con impunidad. No tiene miedo. Los árbitros se lo permiten. "Es muy pícaro... un engañador", insisten. Ya lo han sufrido en más de una ocasión. Pide el balón, busca confundir siempre... El problema es cuando castiga y no es castigado, cuando engoma al adversario y finge haber sido golpeado. Siempre sale ileso. Tiene arte y cuenta con el patrocinio de los colegiados. En otros campeonatos tendría mucho más difícil dar rienda suelta a su carácter. En la Premier inglesa o en la Serie A italiana ya habría sido juzgado y enfriado por los comités.

Lo sucedido con Vezo no es un hecho aislado. La clave está en la tarjeta reservada. Suárez va suelto y sin correa; algunas de sus acciones sólo pueden calificarse de agresiones. La coz de Rubén Duarte en el Barça-Alavés es la penúltima. Defensas como Djené, Schär, Lombán, Filipe o Alexis han probado sus panchazos, sus zancadillas o codazos. Hasta Sergio Ramos ha cobrado. Vezo no es el primer valencianista. Hace dos temporadas pisó y dejó huella en el pie de Abdennour, fue en Mestalla. La primera agresión que quedó impune... como siempre.

Uno de esos favores permitirá que el uruguayo Luis Suárez pueda jugar porque no fue amonestado ni tan si quiera con tarjeta amarilla por una patada sin balón a Ruben Vezo. De haber visto tarjeta, sería baja para el jueves por acumulación de amonestaciones.