Luis Suárez, el que no debía estar, decidió la semifinal de la Copa. El Barcelona venía del Camp Nou con la ventaja que le había dado un gol del uruguayo y el ‘9’ volvió a ser determinante en la vuelta. Construyó las dos jugadas y él solito sirvió las asistencias en los dos goles con que el equipo de Valverde acabó de sentenciar al Valencia CF en Mestalla. Fue, además, cuando más apretaba y más creían los más de 40.000 aficionados en la ReAmuntada, un jarro de agua fría que acabó de repente con el sueño de pelear por el título diez años después.

No fue tan largo el partido como había pensado Marcelino, después de una primera mitad vibrante en la que el Valencia tuvo sus opciones para haber igualado la eliminatoria, su equipo recibió el mazazo de Coutinho a los cuatro minutos de la segunda mitad. Fue justo cuando Guedes y Carlos Soler habían salido del banquillo y calentaban en la banda para la explosión final, no pudo ser más cruel.

Un ataque rápido del Barça, una galopada de Suárez para servir un balón al área que el brasileño, en posición forzada y con un poco de fortuna, tocaba cambiando totalmente su trayectoria para colocarlo en el palo contrario. No se le puede restar mérito a Coutinho, que tuvo la suerte de que la pelota fuera justamente ahí, junto al palo, pero antes había burlado la vigilancia de Gayá para desmarcarse con una facilidad pasmosa.

Con el impulso sobre todo de Guedes el Valencia intentó rehacerse. El portugués, en 35 minutos, estuvo a punto de marcar de cabeza, dejó dos veces sentado en el césped a Sergi Roberto y puso un balón al área que no acabó en el gol del empate de puro milagro, porque Cillessen sacó una mano increíble para repeler el remate final de Gayà. Ahí acabó todo, antes de marcar el Barça, primero Rodrigo y después Kondogbia en el 45 habían podido adelantar al Valencia. Tras el gol de Coutinho, tampoco entraba la de Gayà. Así, imposible.

Marcelino planteó la batalla para defender y desgastar al Barça, mantener la portería a cero y echar le resto en la fase final del choque. La diferencia es que lo hizo esta vez con tres delanteros, Rodrigo, Vietto y Zaza, aunque escoltados por un trío más contundente que formaban Coquelin, Kondogbia y Parejo. Una especie de 4-3-3 nada habitual en el cuaderno del asturiano, que decidió no arriesgar con Soler y Guedes desde el inicio, al menos con uno de los dos. Y que, por cierto, le funcionaba. El equipo moría defendiendo, pero tenía salida y llegada. Valverde sorprendía con André Gomes de inicio, nada que ver con el jugador que salió de aquí, pero sí acertó cuando lo quitó en el descanso para dar entrada a Coutinho, autor del gol prácticamente en el primer balón que tocaba.

El Barça, como estaba previsto, tenía el balón, pero a diferencia del Camp Nou se encontró con un rival más agresivo en sus salidas al ataque. A los cinco minutos Zaza ponía a prueba por primera vez a Cillessen y en el 14 el Valencia rozaba el gol que podía igualar la eliminatoria. Un centro de Gayá que enganchaba de cabeza Rodrigo superando al meta, aunque la pelota se estrellaba en el larguero. Todo pasaba por acertar en las ocasiones y, a la primera, la suerte le era esquiva al conjunto valecianista, que insistía un minuto después en busca de fortuna con un disparo de Vietto que se le iba arriba.

El peligro del Barcelona, más allá de una acción entre Iniesta y Luis Suárez en que afortunadamente el uruguayo se dejó el balón atrás, eran los lanzamientos de falta de Messi. El más peligroso lo sacaría con los puños Jaume, que a la media hora vio cómo un disparo de rosca del argentino desde la frontal se iba cerca de la escuadra. Por esa parte el Valencia cumplía con el guión, el Barça esperaba la genialidad del argentino, que muchas veces llega pero otras no, tenía pocas opciones de gol y nunca demasiado claras.

Claro que sin hacer un gol en 180 minutos, en el Camp Nou porque casi ni se buscó y en Mestalla porque no entró, eliminar al Barcelona es una absoluta quimera. Rakitic, tras un error en la entrega de Paulista cuando le había sacado bien el balón a Suárez, haría el segundo fusilando a Jaume. Y, para colmo, Marcelino pierde a Garay por lesión.