Pasarán más de diez años sin que el Valencia CF vuelva a levantar un título... Horas, días, de dolor para una afición blanquinegra que acudió convencida a la llamada de MarcelinoMarcelino, que le había pedido que ayudase al equipo a "defender" frente al rival más fuerte de Europa, el Barcelona. Desde el impactante recibimiento al autobús del Valencia, hasta luego en el interior del tempo, los fieles cumplieron perfectamente con su labor de apoyo. Sin embargo, a los cuatro minutos de la segunda parte Luis Suárez rompió, al mismo tiempo que a toda la defensa, los sueños del valencianismo. Luis SuárezEl uruguayo, que debió ser expulsado en la ida por una patada a Vezo sin balón de por medio, mató ahí la eliminatoria.

En Barcelona el ‘9’ ni siquiera vio la cartulina amarilla, siguió jugando como si nada y decantó la ida con un gol de cabeza en el minuto 67. Luis Suárez salió indemne de su agresión a Vezo y ayer volvió a ser decisivo en València. Los pupilos de Marcelino habían aguantado magníficamente el cara a cara con el Barça hasta el minuto 45, incluso, Rodrigo estrelló un remate de cabeza en el larguero de Jasper Cillessen. Tras el 1-0 del Camp Nou dos factores hacían falta para poder hacer realidad el sueño, puntería y un poco de fortuna. El segundo no acompañó al atacante hispano-brasileño -se alió con el meta holandés- y el primero tampoco iluminó a Kondogbia en un balón a la red poco antes del final del primer acto. Ni a José Gayà, ya cuando el Valencia buscaba empatar a la desesperada el gol inicial de Coutinho: Un sensacional centro de Guedes se lo amortiguó Carlos Soler con la testa. Cillessen salvó el chut del lateral con unos reflejos propios de un portero de balonmano.

El 0-1 pesó como una losa. Esa jugada aniquiló toda esperanza. Las líneas blanquinegras estaban avanzadas, Montoya pendiente de Iniesta, y Suárez devoró el espacio en la banda derecha para quebrar la cintura de Garay. El brutal cambio de velocidad, tanto como alguno de sus antideportivos comportamientos sobre el césped, le dejó en una posición clara para buscar la llegada de Philippe Coutinho por el otro costado. El jugador al que Ernesto Valverde había dado entrada, en lugar de André Gomes instantes antes, encontró el gol cruzando la pelota a Jaume Domènech. El brasileño, ex del Liverpool, aprovechó el hecho de que Gayà fue a tapar la zona central para quedarse sin marca y estrenarse como goleador en el fútbol español.

El destino en la Copa todavía se oscureció más con la lesión de Rodrigo Moreno, el hombre que más tiró del carro del equipo. Para Marcelino ya no quedaba otra opción que variar el plan primario. Guedes y Carlos Soler entraron en sustitución del ‘19’ y de Francis Coquelin. El mediocentro ex del Arsenal, otro de los que empujó de verdad en la batalla de la medular, también se retiró obligatoriamente por cuestiones físicas. El 4-3-3 había funcionado decentemente en la primera parte, pero para la recta final no había otra salida que el regreso al 4-4-2 con Guedes y Soler por los lados.

La misión era ya prácticamente en imposible. Antes de la gran ocasión de Gayà, Carlos lo intentó con un disparo colocado con la zurda y el portugués con un testarazo que salió por arriba. Pero el gol que iba a llegar fue el segundo de los catalanes. Luis Suárez sacó nuevamente tajada. Esta vez de un error de concentración de Gabriel. El charrúa interceptó un pase defectuoso y progresó hasta servir el esférico en bandeja a Rakitic por el carril central. Desde ahí el croata fusiló a Jaume en el minuto 82 (0-2).

El Valencia de Marcelino, mermado físicamente, puso cabeza y corazón en una eliminatoria donde la calidad de Messi, Suárez y compañía decantaron la balanza. 180 minutos que el cerebral Valverde ha tenido tácticamente controlados. Tras la eliminación, la carencia de gol, la lesión en el muslo de Garay y la política de entradas del club, que deparó más de 4.000 personas menos en la grada que en el partido de Liga ante el Barcelona, cargan el saco de las malas noticias. La buena, la magia de Mestalla para consolidar de aquí al final una plaza Champions. El 21 de abril la final de Copa la jugarán Sevilla y Barcelona.