Marcelino movió ficha en el entrenamiento del martes. Coquelin, Kondogbia y Parejo trabajaron juntos en una de las pruebas. Más fuerza para un equipo justo de energía, tenía lógica. La sensación fue que estaba preparando algo nuevo y especial. La apuesta fue más allá: El entrenador asturiano intentó sorprender a Ernesto Valverde con un cambio de esquema. Por primera vez esta temporada recicló el 4-4-2 para arrancar con un 4-3-3 claro, con Vietto, Rodrigo Moreno y Zaza arriba.

Por momentos, Rodrigo se descolgó como pieza de enlace en un 4-3-1-2. Marcelino asumió los riesgos de la revolución y los posibles desequilibrios. La intención fue cerrar el centro, morder entre líneas, agitar la zona de Busquets y tener siempre dos referencias arriba para el ataque directo. Repliegue intensivo, un enlace y dos delanteros picando arriba. El asturiano buscó sumar más gente en el área, dividir, generar dudas e intimidar a la retaguardia blaugrana. El plan era culminar la eliminatoria fuerte, con Carlos Soler y Guedes... pero Luis Suárez y Coutinho destrozaron el guiónCoutinho .

El Valencia fue de menos a más. Aunque nunca llegó a taponar bien las bandas, fue encontrando su punto paso a paso. Parejo actuó de poste bajo, con Coquelin partiendo del centro a la derecha y Kondogbia arrancando del centro a la izquierda. Eso dejaba espacio a Sergi Roberto y Alba, pero crearon menos peligro del esperado. El equipo fue creciendo gracias a la acción entre líneas de Rodrigo -espectacular- y al empuje de Kondogbia y Coquelin. El ex Arsenal jugó sus mejores minutos como valencianista y demostró que es mucho más que un pivote posicional. La primera parte justifica la apuesta de Marcelino. Un gran remate al larguero de Rodrigo (tras centro de Gayà), un par de llegadas de Coquelin, un disparo al lateral de la red de Kondogbia...

Maniobra de Suárez por fuera

La historia pudo ser distinta, pero la sorpresa se quedó en el once. El guión se rompió a los pocos minutos: gran desmarque de Luis Suárez a la espalda de Montoya, maniobra brutal sobre Garay y pase al segundo palo para la llegada de Coutinho, que había mareado a Gayà.

Los goles llegan por un error, cuestión que no se puede atribuir directamente al cambio de sistema. La idea fue la misma, más allá de la estructura... sin recorrido en Paterna. Marcelino apostó fuerte. También sacrificó a Soler para utilizarle de revulsivo. Tras el 0-1, el canterano y Guedes entraron de inmediato y volvió el 4-4-2. Hubo impacto. Los dos confirmaron que son esenciales, suman por fuera y por dentro; generaron un par de buenas ocasiones, pero faltó energía y punch.