Santi Mina ha explotado a su mejor nivel. Cuatro goles en los últimos seis partidos que ha disputado lo señalan con diferencia como el atacante más en forma del Valencia CF. Sus estadísticas no dejan lugar a la duda. Es el jugador del equipo que menos tiempo necesita para ver portería, el máximo goleador junto con Rodrigo -acumula doce tantos y cuatro asistencias- y se ha ganado ser considerado la primera opción para Marcelino en el frente del ataque. En su mejor momento como profesional está exhibiendo una versión que proyectaba hace unos años, cuando fue considerado el mejor jugador juvenil de España.

Su mayor conquista, quizá, sea haber dado la vuelta a la situación que vivió tras el verano, cuando fue recibido con pitos en Mestalla frente a la UD Las Palmas. Nadie puede pensar que un jugador no mete un gol o da un mal pase porque quiere y en su caso los hechos y el tiempo le han dado la razón. Para radiografiar su evolución y tratar de conocer los porqués de su gran temporada, SUPER contacta con las dos personas que mejor lo conocen en el fútbol: Toni Otero, quien lo fichó con nueve años para la cantera del Celta, y David de Dios, el entrenador que tuvo en su etapa juvenil, cuando rompe con la generación del ‘95.

"Con Santi lo único que hay que tener es paciencia, nada más», indica Otero, miembro de la secretaría técnica del Barça y antiguo responsable de la cantera celtiña. «Es el prototipo de futbolista moderno: calidad y potencia. Hoy en día el futbolista moderno necesita las dos cosas y él las tiene. Tenía que explotar. Tenían que darle tiempo para madurar. Ahora está en ese momento, encuentra su sitio, se siente importante y nos está enseñando lo que él tiene. Santi está preparado para cualquier cota". Su transformación se explica con distintos factores pero la persona que apostó por él cuando lo vio jugar sobre un campo de tierra en el Colegio Hogar pone dos de relieve.

"Le hacía falta confianza. Marcelino trabaja mentalmente y físicamente muy bien al jugador, le ha dado esa estabilidad y esa condición física que Santi necesita", diagnostica Otero, y argumenta: "es un niño que necesita estar fino, muy bien físicamente, para sacar todo su rendimiento. Le ha dado la tranquilidad y la confianza por un lado y el estado físico y mental por otro. Es un futbolista grande, potente y aún así ágil y veloz aunque no lo parezca. Técnicamente y tácticamente es inteligente, lo lleva de serie. Lo otro lo pone el entrenador. Está asentado, Marcelino lo entiende, ha pasado un periodo de adaptación y creo que tiene margen de mejora".

A las órdenes de David de Dios, que sigue vinculado al Celta y ha alumbrado a algunos de los grandes talentos de A Madroa, Santi adquirió otra velocidad como figura de una quinta que alcanzó la final de la Copa de Campeones juvenil tras imponerse al Madrid y hacer 29 goles en 15 partidos que impulsaron su salto al primer equipo. "A mí no me sorprende el cambio de Santi", esgrime, "siempre ha tenido el mismo proceso. Cuando pasa de juvenil al filial tiene un proceso de adaptación que le costó mucho. Durante tres meses estaba preocupado, no tenía gol, no hacía buenos partidos. A partir de ahí destacó. El mismo proceso le acompañó en el salto del filial al primer equipo. De repente, en un partido ante el Rayo aparece, marca cuatro goles y vuelve a ser el Santi Mina que todos ven ahora. En València exactamente el mismo proceso. Destacar con una dinámica difícil y tan joven es complicado. Necesitaba un periodo de tranquilidad para poder adaptarse y hacer lo que siempre ha hecho".

A sus 22 años, el delantero ha sabido sobreponerse a todos los elementos y está lanzado. Ha lidiado con lesiones que lo cortaron en su mejor momento, decisiones incomprensibles como la de Prandelli, que lo tuvo dos meses sin jugar, el cisma con la grada e incluso una controversia originada en un asunto que va más allá del césped... "Tiene una mentalidad inmejorable. Siempre ha sido reivindicativo. Lo dejabas en el banquillo 20 minutos aunque fuese hablando con él previamente para que tuviera descanso, salía y se reivindicaba. Te hacía algún gesto o algo pero nunca de una manera fea. Siempre competía contra la adversidad, nunca permitía que el contexto le afectara. Ha pasado por muchas cosas y ahí sigue, y peleando por conseguir el puesto de titular. Nadie lo va a poder parar. Lo dejas en el banquillo cinco partidos y él se va a levantar a base de goles. Se enfrenta contra el mundo, en la situación que haga falta. No puedes con él", asevera.

"Todavía va a ir a más"

La presente está siendo su temporada más resolutiva de cara a portería. Nunca en Primera había marcado tanto. Los dos técnicos coinciden en que su mayor virtud siempre ha sido el gol. "Define increíblemente bien", dice Otero. "Siempre fue un jugador que finalizando era diferente", relata De Dios, que pronostica que todavía "va a aumentar el nivel de acierto. Llegará de forma natural en cuanto tenga un poquito más de continuidad y se sienta un poco más importante de lo que se siente asentándose en ese puesto de titular". El ‘22’ está mejor que nunca pero su juventud alimenta una progresión a la que nadie le adivina techo a corto y medio plazo: "le veo un margen tremendo. Sin ser top destaca por la competitividad que tiene. Es un Iago Aspas, cuando no le salen las cosas sigue siendo buen jugador".