Los 46 puntos que el Valencia CF ha alcanzado con el último triunfo en Málaga no son una cifra cualquiera. El número en cuestión está cargado de simbolismo. Es el reflejo de la transformación que Marcelino García Toral ha obrado con el equipo, un grupo de futbolistas que ha logrado levantarse tras el peor periplo de la temporada: las tres derrotas consecutivas ante Las Palmas, Real Madrid y Atlético. Los seis puntos consecutivos gracias a las victorias ante Levante y Málaga han devuelto al Valencia a un estado de tranquilidad, consolidado con los dos puntos que ayer perdió el Villarreal en el estadio del Espanyol en el último suspiro. La renta de Champions con el quinto, ahora el Sevilla, pasa a ser de siete puntos. Los amarillos se quedan a ocho en la sexta plaza de la Liga.

Las palabras de Marcelino a la conclusión del Málaga-Valencia demuestran la calma imperante tras los últimos resultados. «Estaría preocupado si fuésemos los décimo primeros en la tabla, pero llevamos 46 puntos y somos terceros. El poner peros a este equipo es no tener los pies en el suelo y pensar en algo que no es posible. De no ser humilde. Creo que la temporada del Valencia no la pensábamos casi nadie, estoy orgulloso de mis jugadores», dijo el entrenador. Hasta la fecha, después de 24 jornadas, el conjunto del asturiano se halla perfectamente colocado para la consecución del objetivo final: volver a disputar la próxima edición de la Champions. Una posición ganada a pulso con un rendimiento global notable en lo que va de Liga.

El Valencia de Marcelino camina tercero, a nueve puntos del segundo, el Atlético, y con una ventaja de uno sobre el cuarto, el Real Madrid, que el miércoles jugará el partido que le resta con el Leganés. Como recordó el técnico en la sala de prensa de la Rosaleda, este equipo no vaga perdido en mitad de la clasificación. «Estaría preocupado si fuésemos los décimo primeros...». Pero el suyo no tiene nada que ver con el Valencia del pasado más reciente. Aquel equipo sin alma, sin opciones de clasificarse para Europa y que, incluso, coqueteó con la zona de descenso en las dos campañas anteriores. Por entonces, la plantilla, tan desorientada como la gestión del club, llegó a convivir en sólo dos años con cinco técnicos: dores: Nuno, Voro, Gary Neville, Pako Ayestaran, nuevamente Voro, Prandelli y, otra vez, Voro.

La transformación se resume en los números, en los hechos, en el balance del actual equipo... Casi una hazaña si la comparación se establece con el triste Valencia de 2016 y 2017, ambas temporadas entre las más grises de la historia de la entidad. A las órdenes de Marcelino, los blanquinegros han igualado en solo 24 jornadas los 46 puntos sumados en las 38 de la Liga 16/17 al completo. Incluso, ya son dos más que los conquistados hace dos temporadas. La campaña 2015/16 el bloque de Nuno Espírito Santo regresó a la Champions tras un curso 14/15 notable. Sin embargo, la participación en la antigua Copa de Europa acabó de modo decepcionante. El portugués fue destituido, Neville hundió el barco hasta los abismos y, tras el efecto Ayestaran, el Valencia se durmió hasta finalizar la competición con unos vergonzosos 44 puntos.

El éxito de Marcelino reside en el poder competitivo restituido en las entrañas de la plantilla, que se remodeló con su participación en verano e invierno. El ex del Villarreal, asimismo, confió en un buen número de futbolistas que formaban parte de la nómina del club, a los que ha relanzado hacia sus mejores versiones. La mejora de las individualidades y la unión del vestuario repercuten en el rendimiento colectivo de un Valencia que marcha por la senda correcta para evitar una tercera temporada alejado de la élite europea. La meta de un grande que no puede perder más terreno con la competencia. Los de Marcelino acabaron la primera vuelta con 40 puntos, hoy quedan 42 en juego y opciones de alcanzar el récord de 2004 y 2015, 77 unidades.