Simone Zaza parece otro. El aficionado lleva varios partidos preguntándose qué sucede con el italiano, hay inquietud por su bajo nivel. Figura total durante la primera parte de la temporada, el delantero parece instalado en la duda; hace diez partidos que no marca y acumula más de 730 minutos sin marcar. Su peor racha como valencianista. Simone celebró su último gol ante el Celta, el pasado 9 de diciembre.

SUPER ha sondeado su entorno para tratar de encontrar una explicación. La confianza es la respuesta. No hay traumas. El italiano asume que está pasando por un ciclo seco, pero está convencido de que terminará imponiendo su personalidad. «Es un periodo negativo que Simone superará sin problemas», refuerzan.

Zaza firmó diez goles en las primeras 15 jornadas. El punta estaba en el mejor promedio de su carrera y empezaba a descubrir registros nuevos dentro de su paleta de recursos. Volvió a la selección italiana y fue elegido jugador más valioso del mes de septiembre. Mordía, remataba, lideraba con su carácter particular. Simone volaba lanzado por una estructura colectiva sin fisuras. El grupo potenciaba la individualidad y la respuesta era formidable. Cuando el equipo se ha resentido, Zaza se ha resentido con el equipo. El desgaste ha sido tremendo y ha tenido dolor, pero la rodilla «está bien». La rotación, el doble foco Liga-Copa, las sanciones, la irregularidad en los resultados y la falta de gol han ido apagando ese furor inicial. También las ausencias de figuras clave en el apartado creativo como Soler y GuedesSolerGuedes. Su bajón coincide en tiempo y forma con los problemas -físicos- que han impedido a Marcelino alinear a su once ideal. La explicación es funcional, por autonomía, calidad y cantidad: el equipo genera menos ocasiones, Simone hace menos goles. Zaza necesita al mejor Valencia y el mejor Valencia necesita a Zaza. El circuito se repondrá con naturalidad. El gol terminará con un caso... que no existe. No han saltado las alarmas. Simone ha vivido peores situaciones y ha salido.