Uno de los principales alicientes que esgrimieron Marcelino y Mateu Alemany durante las gestiones para persuadir a Jeison Murillo el pasado verano fue la posibilidad de brindarle un contexto de exigencia competitiva donde desempeñaría un rol principal que le ayudaría no solo a relanzar su rendimiento, sino que multiplicaría sus opciones de volver a la selección colombiana y acudir al Mundial de Rusia. Salvo esta última parte, pendiente todavía de lo que decida Pékerman de aquí a final de curso, todo ha venido cumpliéndose religiosamente. Tanto, que a día de hoy Jeison no tiene nada que ver con el jugador que habitaba en su cuerpo hace justo un año. Desdibujado por la crisis institucional que vivía el Inter, la inestabilidad del plano deportivo, la ansiedad generalizada y los problemas colectivos que situaron a los defensas y a él en particular en el centro de la diana, el central de Cali solo fue titular en 3 de los últimos 12 partidos de la Serie A y vivió una de sus experiencias más difíciles de ajustar cuando Pioli lo señaló sustituyéndolo al descanso cuando el equipo perdía por 0-2 ante el modesto Crotone. Hoy en torno a Murillo se anudan estadísticas impecables. Con él en el equipo, el Valencia ha conseguido 9 victorias y cuatro empates: ni una sola derrota.

Las casualidades no existen... Al menos en el fútbol. El colombiano ha demostrado desde que aterrizó en València el pasado mes de agosto que es mucho más que un talismán. El portal de estadísticas Whoscored, de hecho, lo destaca como el tercer jugador con mejor rating de toda la plantilla con un 7,17 que lo sitúa solo por detrás de Parejo (7,42) y Kondogbia (7,45). Es el futbolista con mayor porcentaje de acierto en el pase (89,3%), lidera también el apartado de duelos aéreos (2,8 por partido), el de bloqueos (0,6 por partido) y es el segundo que más despejes hace (5,5) por detrás de Garay (5,9). Las cifras del colectivo mejoran con él sobre el césped. Concentración, contundencia, intensidad, colocación... Su impacto es total, al punto que desde que una lesión en el pubis le obligó a salir, el equipo no fue capaz de volver a mantener la portería a cero en ninguno de los siguientes 14 partidos... Encajó en todos. Tuvo que volver él después de una recuperación de casi dos meses y medio tras haber sido intervenido quirúrjicamente dos veces por un especialista en Alemania -primero de una hernia inguinal y después de los abductores- para que el Valencia volviera a echar el cerrojo contra el Betis.

El proceso fue largo y costoso. El futbolista tuvo que acudir mañana y tarde a trabajar a Paterna para volver a coger el ritmo. "Tengo dolor pero aguanto", llegó a decirle a Marcelino antes del partido contra el Málaga. Días antes había sufrido un golpe en un entrenamiento pero eso no logró frenarlo. Quería jugar a toda costa. Desde entonces ha jugado los 90 minutos en los cinco partidos que ha disputado el equipo, un dato que contrasta que físicamente se siente plenamente recuperado y que refrenda su importancia en el equipo, más todavía con las dos últimas porterías a cero, logradas frente a Betis y Sevilla. Es puro ímpetu. Por eso el pequeño exceso de confianza que cometió ante la Real en la salida de balón no ha hecho más que reforzarlo. Ha regresado a un gran nivel.

Regreso a un gran nivel

Murillo siempre vuelve. Volvió después del apretón que pegó Marcelino en el vestuario después de una comparecencia en la que detectó relajación entre sus futbolistas y les advirtió de que ese camino no les conducía al objetivo, y aspira también a volver a la selección colombiana. La irrupción del Patrón al calor de la figura de Marcelino y la buena dinámica del Valencia comienza a suscitar debate en su país. Cada vez más voces le reclaman a José Pékerman que lo recupere para disputar la cita mundialista.

Todavía tiene esperanza de ir al Mundial

Murillo concentra sus esfuerzos en clasificarse para la Champions y una vez certificado ese objetivo espera subirse en un avión rumbo a Rusia para defender los colores de su país. El valencianista no va con Colombia desde hace año y medio -noviembre de 2016, contra Argentina- pero pese a ello no pierde la esperanza. En Mestalla ha dado un salto importante y todavía tiene margen para convencer. El caso de Neto le hace ser moderadamente optimista. Dentro de unos días Pékerman ofrecerá una lista para los amistosos ante Francia (23 de marzo) y Australia (27 de marzo). Probabilidades hay, de hecho ha estado en las últimas prelistas, pero su concurso está en el aire. Sería extraño que no fuera. Una vez recuperado al cien por cien de su lesión, en Colombia cada vez más voces apuntan a su convocatoria para el Mundial por rendimiento y continuidad. En el entramado de jugadores de la selección es fijo Dávinson Sánchez, del Tottenham, y Yerry Mina, del Barça, también parece tener clara su presencia. Las otras dos opciones son Óscar Murillo del Pachuca mexicano -rendimiento inferior en una competición de menor nivel- y Zapata, que apenas juega en el Milan. Pékerman se llevó cuatro centrales a Brasil en 2014 y todo apunta a que repetirá con la misma fórmula. Necesitará otro central en forma.