Cambió hasta de dibujo táctico el Leganés para contrarrestar el juego de ataque del Valencia, en especial de un Rodrigo en estado de gracia, pero ni así. El delantero volvió a ser determinante al transformar ya en la segunda mitad el único tanto válido del partido. Una jugada de esas con las que un entrenador saca pecho. Un robo de balón cerca de la frontal el área, primero Kondogbia, después rebaña Parejo y, si acaso el jugador del Leganés llega a salir con el balón, todavía le esperaban dos rivales más en la presión. Después es Rodrigo el que lo hace todo bueno con al hacerse hueco para batir a Cuéllar de un zurdazo que parecía huir de las manos del portero para colarse en la portería. Era el minuto 62 y ya no habría más goles, el Valencia se lleva tres puntos más, tiene la cuarta plaza de Champions casi asegurada y va camino de poner muy caro el precio de la segunda y la tercera.

Pero mucho antes de esa acción el temido Rodrigo no tardó en desmontar el entramado defensivo de Garitano. Habían transcurrido poco más de ocho minutos cuando se inventó un pase inverosímil con la pierna izquierda que dejó totalmente solo y en posición correcta a Carlos Soler, que solo tuvo que poner el balón a la boca de gol para que Zaza rematara a la red. Todo perfecto si no fuera porque el árbitro, mal auxiliado por su asistente, anuló la jugada por fuera de juego de Carlos que, aunque por poco, no era.

Lástima que el Valencia, en toda la primera mitad, apenas volvió a exhibir el mucho peligro que atesora de medio campo en adelante. Al contrario, se mostró agazapado, blindando bien su área y tapando los centros desde los laterales, con lo que el rival solo generaba inquietud en los saques de esquina. En uno de ellos, Kondogbia tuvo que desplegar una de las muchas patas del pulpo' para sacar una pelota que se le quedaba muy clara a Omar Ramos, jugada que acabó con un disparo potente de Pires al que respondió Jaume despejando de puños. Fueron los minutos de mayor incertidumbre de un Valencia que no lograba mostrar lo mejor de sí en un partido de muchos balones divididos.

Sin estar mal, el achique de espacios del Leganés cerraba los caminos a Carlos Soler y a Guedes, que protagonizó un par de galopadas en los primeros minutos y, después de recibir varias faltas, echó el freno. No sufrió el equipo de Marcelino hasta llegar al descanso pero tampoco dio sensación de querer mucho más, algo que sí se vería nada más comenzar la segunda mitad. Salieron los mismos, pero con otro aire y más decisión. Zaza estuvo a punto de abrir el marcador tras rematar un centro de Garay, había sido gol de no cruzarse un defensa para despejar a córner.

Era ya el 53 y en el 62 llegaba el tanto decisivo, justo cuando en la banda se cambiaba la camiseta Ferran Torres para salir por Soler. A ver si su acreditada capacidad de desborde era buena para abrir la lata. Lo hizo antes Rodrigo. Garitano quemó todas las naves hasta el último instante y, en la acción más clara local, El Zhar pudo empatar si no llega a estar Gayà en el lugar exacto para bloquear el disparo que ya había rebasado a Jaume.Ficha técnica