A punto de cumplirse los seis meses y medio desde que fue operado por el doctor Ramón Cugat en Barcelona, Javi Jiménez se siente más fuerte que nunca y ya descuenta los días para regresar a los terrenos de juego. El futbolista de Aldaia, inmerso en una reinserción progresiva, ha completado en la última semana sus primeros entrenamientos con el grupo y sus sensaciones son cada vez más positivas. Está de vuelta y esa es una gran alegría para todos en Paterna. Es evidente que una lesión siempre es inoportuna pero la suya, caprichos del destino, se produjo precisamente en una temporada en la que todos en el club le auguraban su despegue en la élite. Su rotura en el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda fue un revés considerable y le empujó a un contexto en el que no se había visto nunca antes en su vida. Aquellos que han estado a su alrededor en los últimos meses coinciden en que después de esta experiencia de desgaste ha salido reforzado. A punto de sellar su recuperación, Javi es ahora un jugador más duro de cuerpo y mente, con ilusiones renovadas y hambre por triunfar en el equipo en el que entró con solo siete añitos después de que su tío, muy valencianista, lo inscribiera para probar suerte en unas pruebas de captación contra la opinión de su madre. «On vas? Si tampoc té tanta afició el xiquet», le decía... Hoy es el central del futuro.

Jotamendi -así fue apodado por Lato, Soler y el resto de compañeros de la generación ´97, donde siempre fue el líder de la retaguardia- nunca ha vestido otra camiseta que no sea la del Valencia CF -descontando la de la selección autonómica y nacional, claro- y después de superar este obstáculo se aferra al sueño de hacerse un hueco en el primer equipo. Está preparado para dar batalla. Debutó con Prandelli en la Copa como central de emergencia cuando ni siquiera le había dado tiempo a asentarse en el filial y desde entonces ha ido dejando pinceladas de su enorme potencial. Su evolución cautiva dentro del club y en pretemporada convenció a Marcelino para ser cuarto central. Su consideración, de hecho, era más alta para los técnicos que la que tenían de Rúben Vezo y, con los problemas que ha tenido a lo largo del curso el eje de la zaga, es más que evidente que hubiera tenido oportunidades para demostrar. Eso, sin embargo, es algo que todos a su alrededor le han hecho ver desde el primer día que no tiene que pensar. Sus energías han estado concentradas solo en hacer una buena recuperación.

Los primeros días fueron duros. Se aisló de todo, apagó el móvil y vivió refugiado en su familia hasta la operación. Su padre Javi, su madre Pilar, su hermano Pablo y su novia Sandra, además de sus amigos, lo sostuvieron en los momentos más delicados. También el club, que lo ha hecho parte de todo desde el día que su rodilla cedió en un partido contra el Ontinyent... Incluso le reservó su espacio en la foto oficial, a la que acudió con muletas. El día a día se hizo especialmente duro en los siguientes meses, donde solo contó con la compañía del readaptador y los fisios mientras sus compañeros llevaban otra rutina. No falló ni un día, trabajó mañana y tarde en Paterna para ponerse a punto y el 19 de enero volvió a sonreír con sus primeros calentamientos con el grupo. A mediados de marzo comenzó a hacer algo más y en los últimos días ha entrado de lleno en la dinámica. Ahora está en la fase definitiva, le queda solo coger ritmo para volver a competir. El club vaticinó al principio entre 6 y 8 meses de baja, su objetivo es jugar algún partido antes del final de curso y llegar fuerte a la pretemporada. En unas semanas ya estará preparado.