«Las causas de la debacle del Barça de Valverde», «Fracaso sin excusas», «La caída de Roma», «¿Quién es el culpable del fracaso del Barça en la Champions?», son algunos de los titulares que se pueden leer en la prensa de Barcelona después de que el Barça cayera eliminado el pasado martes en la Liga de Campeones a pesar de presentarse en el Olímpico de Roma con un marcador de 4-1 en su favor. Perdió 3-0 y se ha desatado la madre de todas las tormentas. Un resultado ha convertido los halagos en feroces críticas. Valverde ya no sirve para entrenar al conjunto azulgrana y solo Leo Messi se salva de la particular falla que las radios, televisiones y periódicos catalanes protagonizan estos días. A esta histeria colectiva que vive el entorno azulgrana contribuye, y de qué manera, la teoría de los vasos comunicantes entre FC Barcelona y Real Madrid, esa que dice que cuando a uno le va bien, necesariamente al otro le va mal, y esto, extrapolado a la Liga de Campeones significa que la posibilidad de que el equipo de Zidane sea campeón otra vez de la Champions multiplica por mil los nervios en Can Barça. Otro título blanco en la máxima competición continental agigantaría la crisis de los catalanes a pesar de que son virtualmente campeones de Liga y están clasificados para la final de Copa del Rey. El fútbol es así, solo vive del presente, y el título de Liga ya es pasado y a efectos sociales, está amortizado.

Y en medio de la tormenta, se presenta el Valencia de Marcelino este sábado en Barcelona. Para empezar, Valverde tendrá la baja segura de un titular indiscutible, el croata Ivan Rakitic. El centrocampista azulgrana fue operado ayer de una lesión en una mano debido a un golpe que sufrió en el partido del pasado martes ante la Roma. No es una de las estrellas del equipo barcelonista pero sí titular indiscutible. El entrenador del Barça espera poder contar con él para la final de Copa ante el Sevilla que se disputará el sábado día 21 de este mes. Hasta que llegue ese encuentro, el Barcelona solo depende de las sensaciones, por ello una victoria del Valencia, aunque no suponga prácticamente nada a efectos de la clasificación, contribuiría de manera innegable a dinamitar el proyecto que acumula fracaso tas fracaso en la Liga de Campeones a pesar de los fichajes millonarios del calibre de Coutinho -que no puede jugar competición europea- o Dembelé. Pero más que la eliminación, el proyecto de Valverde se tambalea en las formas. Al aficionado culé le duele tanto como no seguir en Champions, haber caído siendo un equipo rácano y defensivo, un equipo que no fue a Roma en busca de la victoria si no a aguantar el resultado.

En este sentido a Valverde le están pasando factura los cambios que hizo durante el encuentro, ya que a pesar de que tuvo calentando durante mucho tiempo a Dembelé y Paulinho, cuando llegó el minuto 80 optó por meter a André Gomes, un cambio que no se puede interpretar como valiente, al contrario, el perfil del portugués se ajusta más al de un futbolista que pueda retener más la pelota y especular con el resultado que no los otros dos. El francés es un jugador de ataque y el brasileño un centrocampista llegador que no se distingue por un buen manejo de balón para tener la posesión. El entrenador vasco quiso aguantar diez minutos más con el 2-0 y en el 82 marcó otra vez la Roma. Para cuando entró Alcácer, el Barça era un equipo a la deriva sin una idea de juego. Justo lo contrario que tiene las ideas muy claras y va sin presión. Con los deberes hechos. Y ojo, la falta de presión para obtener un resultado no siempre es sinónimo de falta de ambición...