El Valencia de Marcelino guarda parecidos razonables con el de la primera Liga de Rafa Benítez. El trabajo táctico con el que el entrenador ha engrasado la máquina a lo largo de la temporada rescató tres puntos más en Butarque. Acciones donde el balón no es el protagonista, pero determinantes para decantar la balanza en días complicados en los que el rival se empeña por encima de todo en dificultar la verticalidad y las combinaciones de futbolistas como Guedes, Carlos Soler o Rodrigo. En un contexto hostil, el equipo optó por mantener la compostura durante 90 minutos, no dar tampoco opciones al talento de Pires, Amrabat u Omar y esperar a dar el golpe en el momento justo. Como tantas y tantas veces hacían los campeones de 2002 o, incluso, el bloque que había dejado preparado el argentino Héctor Cúper.

Asier Garitano, como reconoció Marcelino en sala de prensa, sorprendió al Valencia con un giro todavía más defensivo. Un 5-4-1. El CD Leganés demostró la capacidad de la mano que lo dirige con una presión avanzada, que dificultaba la creación de jugada valencianista, y al mismo tiempo rápidas ayudas defensivas que limitaron casi cualquier ataque fluido. Para colmo el colegiado, Melero López, anuló la única jugada del primer tiempo en la que los de Mestalla rompieron líneas gracias a la movilidad y visión de juego de Rodrigo. Carlos Soler no estaba en fuera de juego.

La circulación de pelota de ambos fue demasiado lenta. Pocos espacios entre líneas y pocas cosas sucedieron antes del descanso. En el Valencia destacó la coordinación de los mediocentros con centrales y laterales para abortar también cualquier intento de los locales. A partir del minuto 50 los de Marcelino dieron un paso al frente, sin perder ni un ápice de seguridad atrás en un día donde Gabriel, Garay y Gayà estuvieron casi perfectos. Kondogbia y Parejo lanzaron al equipo unos metros hacia arriba en busca de un Leganés con menos fuerzas que en el primer asalto. El equipo grande olía la flaqueza del más pequeño y llegó el zarpazo definitivo. El único, pero el que permitió sumar la victoria número 19 en esta Liga.

El Valencia estaba más encima y Rubén Pérez se vio preso en una emboscada. Todos los jugadores cercanos a él en el campo lo rodearon. Nadie escatima trabajo. Kondogbia, Parejo, Soler y Rodrigo le taponaron cualquier línea de pase. El francés metió la pierna generando un robo que remató Parejo con un pase a un toque al goleador. Y el hispano-brasileño hizo de killer. Controló, se revolvió hacia una zona más centrada para encañonar un zurdazo que provocó que el balón entrara ajustado al poste izquierdo de Cuéllar. 0-1.

Cerrando espacios

Con la derrota en el horizonte, a los diez minutos Garitano reaccionó cambiando un central, Muñoz, por Beauvue y el 'Lega' pasó a jugar con cuatro defensas y dos puntas. Sin embargo, el Valencia se encargó de que el partido continuase por el mismo camino. Casi nada pasó más allá de algún intento por la izquierda del potente Diego Rico. En uno de ellos El Zhar pudo rematar en el área, pero Gayà bloqueó el chut perfectamente colocado. Los valencianistas cerraron espacios y se ayudaron unos a otros, haciendo bueno el análisis días atrás del mismo Marcelino: «En la primera vuelta éramos muy precisos, pero ahora somos más equilibrados, somos mejor equipo». Ayer lo fueron todo.