«Es increíble que este tipo de cosas ocurran a este nivel, estos chicos están casi a las puertas del fútbol profesional». La indignación en el Valencia CF es total. Absolutamente nadie en la estructura del club da crédito a lo que sucedió el pasado sábado en Valdebebas. Tampoco en la expedición del Juvenil A. El conjunto dirigido por Mista fue apeado de la Copa del Rey de la peor manera posible. Injustamente, con un gol en el cuarto minuto del tiempo descuento después de que un rival tocara el balón con la mano y gracias a una falta «inexistente» sobre Gelabert, como aseveran los propios protagonistas. La jugada de la controversia fue rápida pero el error de apreciación por parte del árbitro es clamoroso e imperdonable. Ninguno de los jueces estuvo a la altura de las circunstancias. César Gelabert colgó el balón en el área desde el lateral y Diego desvió la trayectoria con la mano ante Emilio Bernard. El Madrid, que tenía el susto en el cuerpo, celebró el gol con euforia. Los valencianistas saltaron, protestando enérgicamente al colegiado. No podía ser lo que estaba sucediendo. Manotazo en toda regla a la Copa. En esos momentos el linier, incluso, llegó a confesar sobre el césped a los jugadores del Valencia CF que había visto una mano en el área pero que no sabía a quién atribuírsela y una vez finalizado el encuentro algunos futbolistas del Madrid reconocieron por lo bajo a los valencianistas el atraco. Hasta los propios beneficiados lo vieron.

Los blancos lograron la clasificación descarrilando al Valencia CF de forma trágica. El marcador era de 1-3 a favor de los valencianistas a falta de pocos minutos para el final pero el Madrid recortó distancias en el 88' y anotó el definitivo en el 94'. Nadie está preparado para que le roben pero un revés así quedará, para siempre, en la memoria de los jugadores del Juvenil A, como sucedió en febrero de 2016, con la eliminación de la Youth League a ojos de toda Europa contra el Chelsea después de que el árbitro diera por fallado un penalti que había entrado en la portería de los blues. Como ocurrió este sábado, el surrealismo se impuso sobre la realidad con la complicidad del colegiado. Son escándalos de los que hacen mella y deben reciclar la experiencia como aprendizaje. El fútbol, por desgracia, también tiene estas cosas.

La vuelta a casa fue un auténtico funeral. Jugadores y técnicos analizaban una y otra vez las imágenes en sus dispositivos móviles y las compartían con amigos y gente de confianza. No se hablaba de otra cosa. En el club, transcurridas las primeras horas, siguen plenamente convencidos de que el árbitro fue determinante y que escarbó un boquete definitivo en las aspiraciones del conjunto dirigido por Mista.

El tiempo de descuento -cuatro minutos- fue desproporcionado, el jugador del Madrid se dejó caer para engañar al árbitro y las manos son claras, argumentan. Algunos expresaron su impotencia en las redes sociales. «Algunos medios que hacen crónicas sobre el partido dicen 'qué gran testarazo en el último minuto' y no son capaces de decir que el Real Madrid mete en el 97' con la mano y habían dado 4 de añadido», decía Vicente Esquerdo. Fran Cortijo, por su parte, añadía: «Sabemos lo que hay. Esto es fútbol. Siempre no gana el mejor. Gracias por todo el apoyo recibido durante todo el año. Más que orgulloso de mi equipo. Tenemos la cabeza más alta que nunca. Volveremos más fuertes. Nadie nos va a parar. Cuesta mucho asimilarlo. Todos habéis sido conscientes de lo sucedido».