Fue el pasado martes 10 de mayo de 2016 cuando SUPER anunciaba que uno de los entrenadores que manejaba Peter Lim para dirigir al Valencia CF en la temporada siguiente, la 2016/17, era Julen Lopetegui. La noticia fue una bomba porque el hasta ahora seleccionador español y próximo técnico del Real Madrid fue el nombre propuesto a Lim por el agente Jorge Mendes, amigo personal del propietario, y no por la presidenta Layhoon. Lopetegui venía de fracasar en el Oporto de Portugal, club al que llegó de la mano de Mendes.

Eran los tiempos en que Peter Lim hacía y deshacía sin dar explicaciones a nadie y lo que es peor, sin informar a los ejecutivos que tenía al frente del club aquí en València. El primer ejemplo fue el de Rodrigo Caio, de cuyo fichaje se enteraron por la prensa Amadeo Salvo y Rufete, y eso que eran el presidente y el manager general del club. Después vendrían la venta de André Gomes y la de Paco Alcácer. El propio director deportivo del Valencia CF, García Pitarch, admitió el día de su despedida que él también se enteró por la prensa de que Lim había vendido a Paco Alcácer al FC Barcelona. El magnate de Singapur subió a su avión privado y junto a Mendes se reunió con el presidente del FC Barcelona y pactó la venta de Alcácer. La noticia salió a la luz pública solo unos días antes de que Layhoon tuviera que dar por inaugurada la temporada con la tradicional comida en Alzira ante las peñas valencianistas. La presidenta estaba entre la espada y la pared y dijo en público aquello de «no queremos vender a Paco Alcácer». Un desastre. La estrategia era imposible porque cada uno iba por su lado. El club desmentía y desmentía la noticia pero el acuerdo entre Lim y el FC Barcelona estaba cerrado. En València, Layhoon y Vidagany buscaban aire y lo encontraron disparando hacia el futbolista, al que obligaron a decir, aunque fuera con la boca pequeña, que se quería marchar, para que Lay tuviera coartada; «no queremos vender a Paco» pero él quiere marcharse. Paco lo dijo y ella se liberó.

Pero con Lopetegui se plantó. En cuanto vio la portada de SUPER dijo en las oficinas del club que no podía permitir que, una vez más, Mendes se saliera con la suya, y ayudada por el entonces hombre fuerte en el Valencia CF, Damià Vidagany, comenzó a 'picar piedra' en la sombra para romper la operación. El trabajo de Damià fue surtiendo efecto y cambió la opinión del entorno, que pasó de decir que Lopetegui estaba bien colocado, a descartarlo de manera oficiosa. El Valencia envió un mensaje de WhatsApp a los periodistas diciendo que la información era falsa, pero no se atrevió a desmentir a Lim en sus canales oficiales. No hubo comunicado, hubo una filtración interesada por parte de la presidenta y el director de comunicación.

Los favores de Vidagany con gran parte de la prensa del entorno valencianista salieron a flote aquellos días. Todos en coro desmentían una noticia por orden del director de comunicación del club y lo siguiente fue encumbrar a Pako Ayestaran como el entrenador ideal para el proyecto.

El entonces director deportivo, Jesús García Pitarch, se borró de esa ecuación, y fueron Layhoon y Vidagany los estiletes de la operación 'Ayestaran es nostre entrenador'. Fletaron un viaje a Singapur en el que invitaron a los medios afines y dispuestos a contar las maravillas de Pako como técnico, y para allá que se fueron con la intención de convencer a Lim de que era el entrenador perfecto a pesar de que ni los números al frente del equipo ni su trayectoria le avalaban. Por no hablar de la afición, que asistía estupefacta a una ceremonia del engaño. El proyecto de Layhoon, su segundo proyecto, duró los cuatro partidos que duró Ayestaran en el banquillo del Valencia. Cuatro derrotas. Penoso.

La presidenta se mojó por un entrenador que no valía porque estaba harta de no pintar nada. Sería ventajista aventurar que Layhoon se equivocó al apostar por Pako y no por Lopetegui, pero lo cierto es que de aquella basura nació una flor. Lim entendió que la presidenta no sabía ejercer y meses después apareció por el club un tal Anil Murthy, diplomático de profesión, que empezó a tomar nota. A primeros del año siguiente Layhoon ya no era presidenta y al poco se nombraba a Mateu Alemany nuevo director general. Con él llegó Marcelino. El resto de la historia la conocen todos y se puede resumir en tres palabras: Liga de Campeones.