Principios del mes de abril de 2010. Uros Racic y su hermano mellizo Bogdan son jugadores del equipo alevín del FK Altina Zemun. El primero es delantero y el segundo oficia como centrocampista. Ambos están cortados por el mismo patrón. Son rubios y espigados, destacan por su habilidad para la conducción y el regate y lucen como los grandes talentos del equipo de Belgrado, adonde habían llegado tras pasar previamente por las academias del FC Bambi y el -F Knjaz, ambas en Kraljevo, su localidad natal, situada a 200 kilómetros de distancia de la capital serbia. En Semana Santa los hermanos Racic, de apenas doce años, emprenden una de sus primeras expediciones fuera del país para disputar un torneo. Caprichos del destino, esa visita fue a València para jugar la Valencia CF Cup que se celebra, ni más ni menos, que en la Ciudad Deportiva de Paterna. El viaje les dejó huella. Las instalaciones, la ciudad, el estadio, los jugadores, el murciélago... Quedaron maravillados. De algún modo, en casa de los Racic aquello despertó cierta curiosidad por todo lo que rodea al Valencia CF, al que no le han quitado ojo desde entonces. Ocho años después de viaje, el buen rendimiento de Uros en el Estrella Roja lo ha catapultado a aquel club que le fascinó siendo un niño. La suya con el Valencia CF, pese a nacer a más de 2.000 kilómetros de distancia de la capital del Túria, es una historia redonda.

Tanto es así que cuando hace algunas semanas su agente, Igor Gluscevic, le transmitía el interés manifestado por Pablo Longoria para ficharlo el jugador no daba crédito. ¿El destino? Más bien pensaba que era algún tipo de broma. El Valencia CF llamaba a su puerta. «Para mí fue apasionante la experiencia de entrar en Mestalla y en los vestuarios, es lo que más recuerdo... Compré varios souvenirs para mi familia y recuerdo que jugamos la final ante un equipo de Grecia», expresaba a VCF Play minutos después de firmar el contrato que lo vinculará al club de Mestalla hasta el 30 de junio de 2022, por las próximas cuatro temporadas. Su equipo, efectivamente, disputó la final ante el Bebides griego. Uros Racic fue uno de los 1.500 participantes de la Valencia CF Cup, que atrajo a jugadores alevines, infantiles, benjamines, cadetes y juveniles de 65 equipos diferentes llegados de todos los rincones del mundo. Del recorrido por Mestalla y sus vitrinas llenas de trofeos a la cercanía mostrada por Juan Mata, que se acercó a estar con los jugadores después de un entrenamiento previo a un partido del Valencia CF, o la fotografía de grupo con su compatriota Nikola Zigic que todavía, a día de hoy, conserva en su casa de Serbia.

Siempre se fijó en Pogba

Fueron cuatro días maravillosos que hicieron que el recuerdo de su primera visita a València sea imborrable. Aquello le marcó y, en cierta medida, ese recuerdo alimentó sus sueño de convertirse algún día en profesional durante todo su recorrido hasta la élite. Después de tres años en el FK Altina Zemun, Racic y su hermano volvieron a casa para jugar en el Sloga Kraljevo y después lo hicieron en el Sloboda Cacak, antes de fichar por el OFK Beograd. De ahí, después de marcarle un gol con el filial que acabó de convencer a los ojeadores, pasó al Estrella Roja junto con su hermano firmando ambos un contrato por tres temporadas. Uros, que ha llegado a jugar en algunos amistosos como central a las órdenes de Miodrag Bozovic, se ha consagrado como un centrocampista de futuro mirándose en el reflejo de Paul Pogba, al que toma como una referencia, y después del interés de la Juve en ficharlo -fue Longoria quien intentó captarlo- hubo medios que lo compararon con Sergej Milinkovic-Savic, futbolista de la Lazio y protagonista con la absoluta de Serbia. El futbolista tomará el testigo de Djukic, Zigic y Maksimovic en Mestalla, siendo el cuarto jugador de su país en defender la camiseta del Valencia CF.