"¿Vosotros habéis visto Rocky IV?". Esta frase se escuchó el miércoles por la tarde en la Ciudad Deportiva de Paterna y desató las risas de algunos futbolistas, conocedores de la voluntad del staff técnico de preparar al equipo físicamente para afrontar con garantías un año de altísima exigencia. El Valencia CF disputará este curso tres competiciones al mismo tiempo, con la necesidad vibrante de volver a amarrar una de las primeras cuatro posiciones de la tabla y un desafío mayúsculo como es la Champions. A mediados de temporada pasada Marcelino y sus ayudantes llegaron a la conclusión de que al equipo, pese a los mimbres y la plena predisposición hacia la nueva manera de hacer en el día a día, había que meterle potencia física si el objetivo pasaba por dar otro salto. Pablo Longoria corroboró esta necesidad a su llegada y se atacó con tiempo. La idea estaba clara y ese perfil de refuerzos está llegando desde el principio de verano con fichajes de talla -Racic (1,90), Diakhaby (1,93) o Wass (1,81)- y con un plan de trabajo de primer nivel, dirigido a optimizar al máximo las capacidades de los futbolistas para exprimir el rendimiento individual y colectivo.

En los primeros seis días de pretemporada Marcelino ha programado diez entrenamientos de campo. Las jornadas en Paterna son de doce horas y el equipo se somete a triples sesiones, con gimnasio incluido a media tarde. El jueves los jugadores del Valencia CF vivieron la más dura de las que llevan desde la vuelta de vacaciones. A la hora del desayuno el cuerpo técnico comunicó a la plantilla que preparara las zapatillas y se olvidara de las botas, al menos hasta la tarde. Dicho y hecho. Zapatillas puestas y todos al autobús. El equipo abandonó el cuartel general de la Ciudad Deportiva y se desplazó a València, al antiguo cauce del río Túria concretamente. Allí el staff de Marcelino les tenía preparada una mañana que sus fibras van a recordar durante horas... O días. Y es que no hubo ni rastro del balón. Nada más que las zapatillas y un cronómetro. Divididos en varios grupos, con los miembros del staff técnico acompasando a los jugadores en la carrera, la plantilla realizó desde las nueve de la mañana distintas series de velocidad para exprimir el físico y ponerse a tono. En concreto, siete series de mil metos en uno de los grandes pulmones del Cap i Casal. Los aficionados que se topaban con la escena no daban crédito.

El factor psicológico

Y es que ver a Kondogbia, Murillo, Soler o KondogbiaMurilloZazacorriendo como tantos otros runners más por el río impacta. La idea de los técnicos era clara: cambiar la ubicación del entrenamiento, trasladar a los jugadores a otro entorno para romper mentalmente con los elementos del día a día y conseguir un entrenamiento exigente pero llevadero. Ya lo hicieron el verano pasado, sucedió a mediados de agosto -en El Plantío, La Cañada-, cuando contaban ya con un rodaje previo, si bien esta vez ha sucedido al tercer día de trabajo. Marcelino se ha decantado por el antiguo cauce del río porque, a pesar de que a primera hora ya aprieta el calor, ese entorno permite una sensación ambiental más liviana.Sito: un golpe en el hombro

El que no participó en ninguno de los dos entrenamientos de ayer, además de Maksimovic, cuya salida al Getafe ha entrado en la recta definitiva, es Sito. El extremo de Alcoi sufrió un golpe en el hombro durante el transcurso de la sesión vespertina de este miércoles y aunque es un contratiempo que no reviste mayor gravedad, ayer los doctores prefirieron que se tratara en el interior de las instalaciones de Paterna para recuperarse lo antes posible y no sentir más dolor. La previsión es que vuelva a la dinámica habitual en los próximos entrenamientos.