Rúben Vezo tuvo un partido de sufrimiento ante la Juventus, como otros futbolistas. En su caso, los daños se hicieron más evidentes porque los italianos volcaron el ataque por su banda. Por allí picaron Cristiano y Alex Sandro, más Matuidi -infiltrado como interior- y Bernardeschi, que acudió cuando olió la sangre. El equipo no supo interpretar esos triángulos y contener el canal, superior por número también. En el día después (porque el jueves los titulares tuvieron sesión regenerativa en el gimnasio), Marcelino aprovechó para conversar con Rúben Vezo. Una vez finalizada la sesión de entrenamiento, el míster y defensa portugués tuvieron una charla sobre el césped. El mano a mano se prolongó más de 15 minutos. Fue una sesión didáctica, en la que Marcelino repasó momentos y acciones. Sus gestos con los brazos fueron evidentes.

Posición, colocación, lectura del juego. Vezo, central de origen reconvertido a lateral, jugó sus primeros partidos de la temporada ante la Juve. Todavía no había participado en partido oficial y el adversario fue tremendo. Marcelino apostó por una variante más defensiva en detrimento de Piccini, que lo había jugado todo hasta ahora. La apuesta no terminó de funcionar.

Volcados sobre su banda

Durante el juego, Vezo permaneció muy pegado a Gabriel Paulista en la línea de cuatro, arrastrado por los movimientos hacia el área de Matuidi y Cristiano. Eso concedió muchos metros a Alex Sandro, lateral permanentemente proyectado en ataque, casi como un extremo. Todos pudieron centrar con peligro. Vezo quedó expuesto, desbordado en el uno contra uno. Soler acudió en su ayuda en varias ocasiones, pero el equipo tampoco le ayudó a resolver sus dudas. El objetivo de Marcelino fue ofrecerle soluciones, corregir y ayudar a mejorar. El míster siempre ha defendido la utilidad de Vezo, su trabajo y su rendimiento. La temporada pasada le dio 26 partidos, 19 en LaLiga. Los dos fueron los últimos en abandonar el campo de entrenamiento