El Valencia CF ya tiene la mirada fija en el Villarreal CF y Marcelino trabaja para salir de la oscuridad de inmediato. El entrenamiento del viernes estuvo diseñado para afilar el ataque. Combinación, apoyos, acciones rápidas y mecanismos para lanzar a los extremos en busca de la yugular del rival, articulaciones para proyectar los a laterales hasta línea de fondo, sumar rematadores y bombardear al adversario con centros laterales. Los técnicos están convencidos de que con jugadores como Guedes, Cheryshev, Rodrigo, Gameiro, Mina, Batshuayi, Ferran o Soler hay dinamita para desequilibrar y resolver. También buenos pasadores. La plantilla tiene calidad para hacer la diferencia. El objetivo es liberar ese potencial, ofrecer soluciones y encajar las nuevas piezas.

Los números advierten del cortocircuito. Sólo Alavés y Eibar tienen un promedio peor de regates completados en estas cuatro primeras jornadas. Falta desborde, una cuestión que solucionará Guedes. En disparos a puerta, el equipo está en la zona media de la clasificación. Dos goles ante el Levante UD y otro ante el Atlético. Se esperaba más... más ocasiones y más definición. Después del partido ante la Juve, Marcelino subrayó la importancia de recuperar la decisión y el atravimiento. El míster puso el acento en ganar más duelos en ataque. Los rivales tienen estudiado al Valencia, saben que no pueden dejarle correr, que no pueden dejarles espacios. Cuesta filtrar un buen balón o dar un pase con ventaja para los hombres de ataque. Hasta la fecha, se ha dado una versión gris en lo ofensivo. Ha faltado orden, coordinación y un punto de energía. Tampoco ha ayudado el momento de forma de los hombres encargados de la construcción. Por eso, el cuerpo técnico puso el foco en dinamizar y repasar su manual en ataque.

En el día después de la derrota ante la JuveReclamó ocasiones, quiere que el balón llegue rápido a los hombres de vanguardia. La seguridad en la entrega, las coberturas o el control de las pérdidas de balón no está reñido con ir hacia adelante. Quiere profundidad, quiere amplitud, quiere vérticalidad. Probar por dentro, picar por fuera, romper en diagonal, explotar a sus llegadores.

La especialidad del Valencia CF 2017/18 fueron las transiciones, en defensa y en ataque. Esa fuerza se ha perdido. Cuesta saltar a campo contrario y romper en conducción, cuesta hilar una combinación en pocos toques y a toda velocidad hacia el área rival. Es un circuito, para poder galopar también es fundamental organizar el dónde, el cuándo y el cómo de la presión. Sin recuperación es imposible lanzar al equipo. Por eso es fundamental recuperar la intensidad y el espíritu de sacrificio de la temporada pasada. El juego posicional está atascando al equipo. La clave está en el ritmo, en la movilidad de todos, en los desmarques y la sorpresa que puedan aportar los extremos y los laterales. Plantados en campo contrario es básico ser compactos, tener equilibrio y solidez.«Venga, venga, venga»

Marcelino no paró de dar indicaciones durante el ejercicio. El míster fue pura vehemencia en ese tramo de la sesión, esforzó al máximo la garganta: «Venga, venga, venga». Indicaciones siempre con un refuerzo positivo: «Ya nos sale». Marcelino quiere gol y lo dejó claro.

El Villarreal tiene problemas similares a los del Valencia. La identidad del equipo es distinta, pero los amarillos sufren para generar ocasiones -pese al nivel de sus delanteros- y la defensa no transmite seguridad. Por eso, quieren morder.