En marzo de 2016 Marcelino vivía su momento de máximo esplendor como entrenador del Villarreal CF. El trabajo del asturiano ganaba elogios en el territorio nacional mientras su equipo, el Submarino, avanzaba firme hacia la clasificación Champions entre los cuatro primeros y las semifinales de la Liga Europa. Había transcurrido casi una década desde que Marcelino conoció en Huelva a Santi Cazorla, pero el fútbol del pequeño 'mago' de Lugo de Llanera estaba -y sigue estando- muy fresco en la cabeza del técnico. El exjugador del Sporting en los años 80 colocó el nombre del canterano del Oviedo el primero al ser cuestionado en una entrevista en Madrid por quién era «el mejor jugador» que ha entrenado: «Es difícil elegir porque he tenido muy buenos jugadores. Por la suma de lo que han demostrado, desde el punto de vista futbolístico y personal, me quedo con Cazorla, Bruno y David Villa».

El domingo, a las 16:15 en La Cerámica, los dos amigos cruzarán sus caminos después de que el centrocampista de 33 años haya vuelto a ponerse la camiseta grogueta, culminando una historia de superación apta solo para los más fuertes. Ocho operaciones, una infección bacteriana e injertos de piel, incluso un pedazo de tatuaje de su antebrazo, son las pruebas del calvario que pasó Cazorla, que no jugaba desde octubre de 2016 hasta hacerlo el pasado julio de amarillo. La respuesta del talón ha sido positiva y Vila-real disfruta otra vez de la visión de juego del futbolista que les arrebató en 2011 el Málaga de Manuel Pellegrini por 23 millones de euros.

El presente de Cazorla, titular para Javi Calleja en cuatro de cinco partidos oficiales, alegra a la totalidad del fútbol español. Sin duda, de manera especial a Marcelino, el entrenador que lo catapultó dándole los mandos de aquel sorprendente 'Recre' del curso 2006/07. Desde aquella campaña en la que los onubenses coquetearon con las posiciones UEFA, el habilidoso interior siempre se ha sentido en deuda con el entrenador. «Durante mi cesión aprendí mucho como futbolista. Le debo algo a Marcelino. Es un entrenador que me ha dado muchísima confianza. Con él tuve la suerte de jugar y contar con minutos», decía un joven Cazorla, acabada su cesión en Huelva, mucho más maduro que un año antes. La conexión entre jugador y entrenador fue tan fuerte que aquel verano de 2007 Marcelino trató de llevárselo consigo primero al Betis, donde se frustró su llegada prácticamente acordada con Lopera, y luego al Racing. «Somos asturianos y nos hicimos amigos en el Recreativo. Mantengo el contacto con los tres -en referencia también a Rubén Uría e Ismael Fernández, ayudantes del míster-. Marcelino dice las cosas a la cara y te da opción de decirle también a él qué piensas, si le gusta o no... Eso lo agradecemos mucho los jugadores. Además, aprieta al máximo, con él si no estás al 100%, no juegas», confesaba Cazorla meses más tarde como pieza, ya como pieza básica del súper equipo groguet dirigido por Pellegrini.

Pasado el tiempo, Marcelino confesó en prensa cuáles habían sido sus peticiones a un Betis al que nunca llegó. «Una serie de bajas... y el único nombre que puse encima de la mesa fue el de Cazorla». Otra muestra más de la sólida sintonía que nació entre los dos asturianos. Con el paso de los años, el centrocampista que moldeó el hoy míster del Valencia alcanzó dos Eurocopas con España, la participación en el Mundial de 2014 -el título de 2010 se lo perdió por culpa de las lesiones- y el honor de lucir en 78 ocasiones la camiseta de la Roja. En paralelo, tras deslumbrar en la Rosaleda, el medio de 1,65 m. fichó por el Arsenal a cambio de 40 'kilos'.

Dupla y consejero de Coquelin

Este domingo será la quinta vez que Marcelino y Cazorla se enfrenten. Sin embargo, ellos no necesitan partidos en el calendario para mantener un contacto continuo y conservar una confianza plena. El técnico fundamentó parte de su apuesta por Francis Coquelin en enero en los 'informes' de Cazorla. Hasta que las lesiones pararon a los dos, especialmente al español, Wenger formó en 30 de 66 partidos con la dupla Coquelin-Cazorla, con un balance de 2,13 puntos por partido, muy por encima de lo cosechado sin ellos. «Jugué junto a Gabriel en el Arsenal. Me ha hablado muy bien del club. Con quien más he hablado ha sido con Santi Cazorla. Él conoce al míster, toda la información ha sido buena y positiva», dijo el francés, para el que Santi ha servido como apoyo y ejemplo para superar la lesión en el tendón de Aquiles.